MI GATA que es enorme bosteza y se traga al Universo,

se lo come enterito y condensa la Materia.

Momentos después repara en la porquería que se ha metido

(entre ella mi cámara de video,Dios, una docena de miguelitos,

algunas buenas canciones, otros gatos)

y nos lo regresa por donde entró,

entonces el Universo se cimbra y todos temblamos,

vibramos, nos estremecemos.

Algunos se lo explican como el Big-Bang

pero simplemente hay cosas que a mi gata no le agradan.

Se afila las uñas en mi almohada,

tocan el timbre y ella lame su smoking,

me ataca la angustia y toma agua de las cubetas.

Podría arrastrarme sin oxígeno y sólo estiraría sus patas;

su indiferencia le provoca sueño, siempre lo hace.

Antes yo creía en dimensiones, retornos, perspectiva;

ahora sé que el universo se crea y se destruye en el hocico de mi gata.

Depicnic en el psiquiátrico.

Según datos estadísticos, del 14.4% de los hombres que duermen

con la oreja izquierda apuntando hacia el sol, únicamente el 50% de

ellos logra su cometido, ya que, sin ánimo de ser tajantemente

pesimista, una mitad ronca bajo techo y la otra sueña con las

estrellas.

desenvuelven su pijama antes de dormir, proceden de manera

correcta, ya que, según datos arrojados en estudios aún más

recientes, el cien por ciento de los intentos resultan fallidos si se

quiere hacer exactamente al revés (por lo menos nadie ha sido

testigo y no se le ha podido observar).

El 33% de las personas que se acuestan boca arriba lo hacen por una

extraña necesidad de encontrar en las manchas de su habitación la

respuesta a una extraña pregunta que el 12.4% de los que han

dormido sobre una cama se han hecho:

¿dónde quedaron mis juguetes de cuando niño?

Es revelador que sólo el 1.2% llegue a despejar su duda y que

únicamente al 0.03% de los individuos encuestados les interese

ocupar su tiempo de sueño en situaciones tan irrelevantes.

Pero eso no es todo

Resultados paralelos a la encuesta inicial dejan entrever que, de los

quatrocientos veintisiete mil doscientos doce punto once por ciento

de los interrogados1, trescientos doce mil, en números cerrados,

caminan desde las lámparas de su casa hacia la panadería con zapatos

de goma. Como es de suponerse, la insignificante suma de ciento

veintiquatro mil doscientos veinte pesos es invertida en llenar bolsas

con pan, leche y gelatinas; los números restantes, que en ámbitos

iniciados demostraría la presencia de una población no menor a

también ciento veintiquatro mil doscientas personas, nos hacen

suponer que una tercera parte de los transeúntes sale

exclusivamente a fumarse un cigarro, otra parte proporcional fuma

dos y un sector minoritario encuentra amigos en la esquina, juegan

pirinola: todos ponen.

Para efectos de una exposición diáfana, clara y objetiva

observemos la

SIGUIENTE DIAPOSITIVA POR FAVOR

En la que se observa, sin esfuerzo alguno, que los zapatos de goma

provocan, en todos sus eventos, sueños blandos, muy parecidos a los

de comer arroz con leche o a bajar las escaleras por el barandal. Por

otra parte, las personas que usan tacones siempre van a soñar con

sueños sonoros y su pesadilla más recurrente será la de un ejercito

que marche a paso firme y cara al frente derechito a los órganos

vitales de toda una nación (aunque se dio el caso de una señorita,

identidad desconocida y dudosa procedencia, que soñó con el

retrato hablado de un asesino y que éste le rodeaba el pescuezo a

cuchilladas).

Recuerda Elisa que los libros no son todo en la vida,

también están los discos.

La depresión en mí es un estado tan profundo

que cuando quieres salir aún no terminas de caer.

Letrero:Te amo; te daría mi vida

pero la estoy usando

y no quiero hacerte menos.

Letrero: De que hay, hay

pero no es pa todas.

Letrero: En esta colonia no sobra

ningún niño. 10 km.

Periódico: Se pintan casas

a domicilio.

Lo peor de que yo hable con mis gatos

es que a veces me contestan

Cuando no sepas qué decir

no digas nada

Tú has de ser el diablo que viene por mí pero no sabe cómo decírmelo.

Y la verdad yo no sé qué te me quedas viendo ni por qué te me has metido

ni por qué siento como si ya te conociera y tú nomás te estás riendo

ni por qué cuando te acercas me tapas los oídos

y cuando te veo desnuda quisiera hasta llorar,

me gustaría florearme los sesos de un tabicazo.

Y nunca hubiera imaginado, Jessica, que en todos mis sueños habría de tener una

premonición de ti; que besarte con los ojos cerrados fuera como aquella sensación de

caerse de la cama, o que estar contigo se pareciera a correr sin fuerza sobre un pantano

de gelatina. Nunca lo hubiera sospechado. Era impensable que un paseo a caballo me

anticipara tu cuerpo o que el sabor de tu sangre ya estuviera en las veces que buscaba la

sal metiendo la lengua entre las piedras.

Tú has de ser el diablo

porque apenas me duermo y ya estoy dentro de ti

y eres húmeda y ácida y muy caliente.

Y tu cabello es la medusa, pero

tú no conoces la piedra.

Si eres el diablo estás jodido...

te voy a decir una cosa: de noche roncas y te gusta que te abrace.

Tienes miedo de ir y por eso quieres llevarme...

yo contigo voy a donde sea

pero ya dime

Sí eres el diablo ¿verdad?

   
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