Ángel Rafael Nungaray
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Hay un juego de bruces, Hay un fuego de bruces Oculto en la maniobra de la sed. 2 La arcilla sopesa los rayos del tormento. 3 Como poblando mares 4 Hay un resplandor 5 En el término del cauce 6 Los días han crecido ahí, 7 De brasas propicias 8 El día acontece lleno de estruendos, 9 La voluntad es una estela 10 Sólo se conserva la nitidez 11 Se demora la lucidez 12 Imperturbable hastío. 13 Las naves y olvido
El resplandor nos sostiene 15 En la sombra hay ínsulas 16 La sal de salmodia 17 Es Dios quien mueve el pedal de la nada. 18 El ocaso del movimiento 19 El hombre es un páramo. 20 Estoy lejos de la asequible comarca. 21 Estepa solícita Que contrae la germinación 22 El puerto nómada, 23 Colmena del despertar. 24 La casa se agolpa 25 La tiniebla es el peso 26 Como un sucio rencor 27 Un caudal doblega la insistencia. 28 La irrealidad nos desmiente. 29 Un cuerpo flagelado 30 |
Ángel Rafael Nungaray (Yahualica, Jalisco, 1968). Es autor de los poemarios: Estaciones de la noche (2002), En el vacío de la luz (2002), Morada ulterior (2004) y Plexilio (2008). Está incluido en Poesía viva de Jalisco (2004), Muestrario de letras en Jalisco (2005), Los mejores poemas mexicanos (2006), Animales distintos. Muestrario de poetas mexicanos, argentinos y españoles nacidos en los sesenta (2008) y Mapa poético de México (2008). Actualmente es becario del Programa de Estímulos al Desarrollo Artístico, Jalisco. |
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