Trozos de la versada impopular el baluarte del oro ¿por qué no le dedicaría jamás el siguiente poema a pablo beltrán ruiz?... porque me caga el güey con su cara de estar en otra parte agusto y por la mal obra que me hace con su orquesta y porque soy un energúmeno cuya virilidad está ocupada en hacer (naufragios del azar) un gol en la melée (si es que así se escribe el galicismo) y no miro el balón sino tus ojos que de tristes transforman este cuerpo en un ropero antiguo al ecuador del área buscando (inútilmente) salirse del off-side además lo que siempre me cuadra y ha cuadrado (tú lo sabes chatita) son algunos boleros: te dije adiós temprano porque tenía partido, me sabrás disculpar afirmé convencido si en vez de estar aquí estuviera contigo si ni me hubieras puesto tan pronto en el olvido... sollozo como debe de sollozar el conductor del metro que le ha mirado el rostro a quien ahora yace entre las vías. con la puerta desierta furibundo he soltado un trallazo inenarrable: "más fácil meterlo que fallarlo" dice el entrenador a la hora de cambiarme. debe de ser ésta la única rocola del planeta con tan espeluznante selección: un viaje a la preshistoria por sólo una moneda diecisiete cervezas echadas a perder en tres minutos
(si Ramón al saxofón el espontáneo cráneo corazón) Yo que siempre toqué sin partitura Desnudo improvisando en cualquier foro Alzo hoy la voz a la mitad de un coro Y narro con detalle la aventura Suave es el jazz desde esta tierra dura Fuerte también como ha de serlo el oro Indio, negro, español, latino, moro De mestiza raíz: esto es muy pura. El tiempo de mi patria es sincopado Lo que se mira se oye en sus matices Arcoiris, volcán, sonido alado Ya celestial festín de meretrices O diabólico solo consagrado Que cuenta al saxofón sus cicatrices.
Ha cambiado el gobierno. ¡Viva! ¡Bravo! Los mediocres oscuros Los oscuros mediocres mudan de posición: a otras lagartijas les da el sol. Las rancias cucarachas recobran el resuello y se muerden los codos en el húmedo asiento de la luna. ¡Ah subibaja cósmico! ¡Ah kermés democrática! ¡Ah sufragio virtual de sexenal virtud! Del estridente mole hecho de guajolote queda un clon y el holograma de una cuchara grande de cacarizo peltre. los comensales cantan en vivac para que afuera se oiga: ¡El mundo ya está hecho para vivir en él! bursátil el corredor expende la esperanza a quien tiene manera y liquidez.
No queda ya gran cosa a no ser las paredes de esa ciudad, sus casas, los hogares donde tú y yo habitamos cuando niños los terrores y las persecuciones el cortejo de exilios y la muerte dejaron como saldo huecos y no techumbre; código de conducta entre sobrevivientes reza el escrito anónimo de un muro: "los tiempos son de guerra y de traición" y las polvosas ruinas familiares eso que a nuestra vuelta permanece, muestran como enseñanza la pintada consigna. ni siquiera silencio yo conmino a la tierra a que deje la abulia y con terrosas manos la humanidad arranque de su lecho; que sacuda cipreses, arces, abetos y magnolias, piedras imán también; que extraiga todo género de bestias y alimañas (los perros de presa, las comadrejas, los cara de niño y las aguas malas las primeras, para luego continuar a discreción con torcazas, avispas, achibobucos, hipocampos, cebras, hienas, cucarachas, pegasos y lombrices): lo real y lo fantástico desparramándose encima de uno y sus congéneres hasta asfixiarlo. espero que levante el cataclismo catedrales, zoológicos, presidios antenas, faros de fin de mundo y aeropuertos, cuarteles, invernaderos, escuelas y canchas de fútbol (no olvido los establos ni las carreteras, los conventos, los rastros y las bibliotecas, las fábricas, los kioscos y las peluquerías); todo aquello que en tarjetas postales existe o ha dejado de existir: las balanzas para pesar el pan las madrugadas, las piscinas, los medicamentos que alivian los dolores de pies y de la regla, los altos edificios con macetas de cobre desafiando la atmósfera y los botes de ruda y mejorana con filos oxidados. llamo a la tierra para que, asomando la larga cabellera de fuego y tepetate, hurgue en su bajo fondo con los terrosos dedos y los ojos inmóviles hasta alcanzar el negro sótano donde duerme satán sueños de dios. lárguense con él los siete diablos de nombres enmohecidos y todo lo que el hombre y la mujer piensan que es suyo. clamo a los doce vientos, reclamo a los rincones de la añeja geografía que está escrita en francés y dibujada con lápiz carboncillo, y a la bruja del oeste y la del este y también a lilith y a sabina y morgana, para que ocurra ahora y no en un rato: el dueño de la casa y las oncemil acompañantes no podrán correr a guarecerse y san martín de porres barrerá con su escoba cualquier resto antes de ser negro nubarrón entre el aire, los tordos y las codornices. yo conmino a la tierra para que todo sea terregal, polvareda, olvido y luego... nada ni siquiera silencio o ganas de explicar. |
Alain Derbez Nació en Boca del Río, Veracruz, el 3 de octubre de 1956. Es poeta, narrador y ensayista. Estudió historia en la Universidad Nacional Autónoma de México. Productor de radio y difusor cultural, ha sido subdirector de Radio Mexiquense; profesor de la Escuela Superior de Música, es profesor actualmente del instituto literario veracruzano; músico y productor de discos y libros en la Editorial Alebrije. Ha sido becario Salvador Novo, en narrativa, de 1979 a 1980, y del Becario del IBA-Fonapás, en poesía, 1982-1983. Hasta donde nos dé el tiempo, Secretaría de Educación Pública/Consejo Nacional de Recursos para la Atención de la Juventud, México, 1987. Ya no nos imaginamos la vida sin la radio, México, Universidad Pedagógica Nacional, 1991. |
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