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Poner las piezas de Damien Hirst dentro del contexto de las salas de exposición permanente del Museo, rompe la dinámica habitual de sus espacios, creando un ambiente de ruptura, por la aparente incoherencia que implica el encuentro repentino de un objeto artístico inesperado dentro de tal recinto. Su mera presencia modifica la percepción del espacio y del tiempo. El espectador se encuentra ante obras colocadas de acuerdo a un guión museográfico, planteado en forma lineal e histórica, entrecruzado con un elemento cronológicamente extraño que provoca el cuestionamiento y la revisión de conceptos. Colocar las piezas de Hirst en un espacio diferente a la exposición permanente, no habría tenido el mismo sentido, Valorar su obra frente al conjunto de piezas representativas de diversas épocas, exponerlas al diálogo directo, lo mismo con tablas medievales que con telas pintadas en el siglo XVII o en el XIX, posibilita un análisis transversal que las pone en conexión a través del recorrido, con diversas formas de interpretar el mundo a lo largo de más de cuatro centurias

Ma Fernanda Matos M
Directora del MNSC
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