***

Junio 27 (marcha silenciosa)



Entre los muros, manos que se mueven
En las manos, voces y reclamos
de presencias ahora rotas

¿Quién se resigna,
qué renace en los espacios de la memoria?
Qué sino el reclamo

(Luz de luz, río blanco)

En cada rincón encuentro
pequeños otoños que se incendian
vidrios desmembrados
que sobre sí cargan el día
y sus hogueras nos devuelven
las cenizas de lo acontecido

Abro el paso a los pájaros del cuerpo
canto los hossanas del recuerdo edificado
aprendo los signos del silencio

Si escucho una voz
hablo
Si percibo ojos que vigilan
miro
Si ante mí la presencia, el peso desconocido
toco

Es el nuevo territorio
Descubramos


***

27 de Junio, 2004


a Jorge Souza

Esto que guardo en el puño
está rayado por la sombra
de unos dedos que se cierran
en otra mano precedida por la abierta palma
de otra mano donde veo caer el pedazo de niebla
(hoja, piedra)
que no existe
Ni niebla
ni manos

¿Quién tiene entonces
la niebla entre las manos?



***


Nota


Te llevo dentro, es cierto. Al paso de los años tu presencia ha repartido el pan de su dominio; la sola lectura, la única grafía de sus constelaciones. Te llevo entre las paredes de la carne, eres el espacio no vacío donde se mueven las partículas que conforman este sentimiento que soy, esta torpe suerte de ser harapo o farol de humilde y desconocida estancia.

En cada centímetro de pensamiento encuentro obscenas morusas del sueño que eres, y aún cuando gozo de poseer huracanes y transparencias que danzan en la palma de mi mano, y aún cuando hay días que dejan cenizas como registros en los pasajes del calendario: tu rostro fulge en el centro de mi cuarto como un largo mediodía, atrapado para siempre entre dos horas.


***


Étoile de terre


En mi hígado hay una muchedumbre
que le reclama su tejido
su buen pensamiento,
su correcto devenir de astro luminoso
en la oscuridad del cuerpo

Estrella negra
extensión de tierra:
Ilumina con tu oscura labor
con tu violencia inhóspita
(tu destino de cultura milenaria)
mis pasos

No te quedes detrás de los sueños
No le tomes delantera al espíritu
: Aun soy el chiquillo jubiloso
que te ignoraba

Luz cavernaria,
ilumina el crepúsculo y el reloj de la sangre,
colabora con su fuga interminable

A ti que brillas en la mirada del obrero cotidiano
en la nobleza de la jornada larga,
silencio creador del diálogo del cuerpo:

Restituye de pájaros tus sombras

que la luz no se convierta en piedra



***


Poema en Gerundio


El Partenón fue la ruina del partenón
en la hora del té y del saqueo

Antes de Waterloo, del mar definitivo
El Príncipe” se llamó Napoleón

Neil Armnstrong con un paso despertó
de este sueño que nos sueñan

Mi abuelo falleció y sus días se intercambiaron
con los de Junio, mediodía del 99

Estas letras fijas tuvieron su origen
en la raíz del movimiento


La tarde cae
el pasado se construye


***

Mujer oscuridad de noche abierta
la raíz del canto
se hace nombre
relámpago de células tu cuerpo
En tu cuerpo la ruptura es total

(la mujer es puerta en noches cerradas
abre en la memoria túneles blancos)

a tu lado el tiempo es sólo un concepto
lugar común trillado por las horas
río y segundo en tu piel debaten
en su diálogo fundan movimientos
El lenguaje de la luz habla claro
entrega los alfabetos perdidos

(la mujer abierta en la noche oscura
se hace flama / testimonio del día)

Uno a uno
los frutos del silencio
la noche es sol de posibilidades
en que navego / en el cual navegas
Escribimos el tiempo mano a mano
mueren los conceptos muerte de instantes

abierta oscuridad / mujer nocturna
este es el eclipse transparente
nuestra muerte recrea lo creado
nos funde en el centro de los centros

En nuestra luz renace la memoria


***

Aún hay puntos altos desde los cuales mirar lo que la luz ha designado en la memoria como templos permanentes / espacios sobre los cuales se redacta el largo testamento de lo que será un presente sin fisuras, intacto, casi como el violeta intenso que incendia los territorios de la tarde

A dónde ir cuando el origen, – este espacio de fuentes y vastas explanadas, calles donde niños que juegan no saben que se amarán hasta la muerte de los astros, en una época sin coordenadas dentro del naufragio nocturno – a dónde ir cuando la casa donde se formuló el día que nos contempla, se convierte de pronto en el centro del exilio?


***

Hilos

Somos figurillas
colgando de los roídos hilos
de la historia.

El día cuelga sobre
pájaros que hilan la trama de la luz
en la curiosidad del ojo
- flor que se abre a la primavera diaria -

La memoria es el hilo
que espera atrapar en su carnada
al lánguido y escurridizo pez del tiempo.



***

Son las cinco y media, la tarde es una cúpula fría donde se ven encallar las imágenes y sus sonidos en la plenitud de la deshora: árbol de los sinfín frutos. Al paso del café-fango por la garganta me doy cuenta que tanta ciudad en los ojos tarde o temprano echa raíces, pequeñas grietas en el cemento ocular. Sin embargo se construye la visión; nada impide que la arquitectura del ojo erija sus imágenes, traduzca la luz en contemplación para fundir esta milagrosa, azarosa realidad humana con el mundo. Son las seis de la tarde en la flor del ninguno tiempo, y me sé de pronto un soldado de infantería (de los de a pata) listo para el campo donde el lenguaje librará su batalla, una más de ellas. En mi mano la espada plástica es una pésima metáfora que sólo se limita a escupir tinta en las manos del que ha perdido el hilo de los nombres. Surge la pregunta que aseguran precede al poema pero, ¿viene detrás de él o sale de sus fauces? despliega sus plumas, se hace flama para al fin morderse la cola ¿llegar al fin de su nacimiento?: este es el trivial dilema, sazón de talleristas y de críticos, el huevo y la gallina literarios. Siete de la noche, esta ciudad tan ajena como prenatal está mudando de piel, la lengua se bifurca entre la estupidez y la locura, entre el mediodía y el insomnio (reinos paralelos), la mesera se mueve ante los llamados de voces lejanas que surgen de las tumbas en la mesa frente al ventanal, milenios de historia reclamando por el café que cae que no cae sino vuela. No hay arriba ni abajo sino sencillamente una percepción acostumbrada.

En mis manos observo como el tiempo deja sus goteras; mis manos que aunque jóvenes, ya son pájaros que nadan y hacen el amor. Y mientras Gustav Holst provoca sistemas solares repentinos en mi memoria, advierto que le he perdido el rastro al poema con su lago ness y sus cien cabezas. Las huellas son infinitas y por lo tanto insuficientes. Los antiguos suelen decir que mañana será otro día, por lo que hoy ya no será hoy hasta mañana. El viento me llevará de la mano hasta mi casa. Y cuando las imágenes caigan se construirá la ruptura hasta ser colmo del paisaje.



***


La tarde cae

el pasado se construye
Yo lo expreso
con estrellas apagadas:
ceniza en movimiento
despuntada de la lengua
Astros idénticos
en el cuerpo del aire

Un charco, otro charco
ojos en el piso
un hombre que pasa
luz que pasa
y palabras que no logran
construir estas imágenes
(la lengua está llena de cristales rotos)

un súbito pájaro
pasa a la velocidad del nombre
traspasa las redes
del pensamiento que no lo piensa
: Semilla fugaz en el espejo de agua
que a su paso
se fragmenta

Realidad ondulatoria, la memoria se ensancha

La tarde cae
el pasado se construye

la arquitectura de lo que fue reverencia
abre sus galeras a quien se quita
la niebla de los párpados
Color en movimiento
mirar atrás
no es mirar en blanco y negro
es desempolvar las telarañas del insomnio
beber luz fría
en las miradas quebrantadas

Una mujer en el camión que pasa
se santigua
milenaria estructura del presente
el pasado se oficia en un rugido
a 50 kilómetros por hora
la lluvia sin edad
de pronto rompe estas imágenes
Cae el relámpago

La tarde llueve
llueve la tarde
se desprende a gotas, una a una
La calle es un rumor de espinas
que no comprendo
Llueve la tarde
el silencio llueve
sobre el cemento sobre los carros
se moja el movimiento se desdobla
el pasado se refleja
lo fuman se sorbe
hace alto
serpiente del tráfico (te besa)
espiral dinámica
dinamismo espirándose
El pasado transparencia

La tarde cae
tarda la caída
somos la estirpe que construye ruinas
en medio de la nada
anhelo paso huella
un poco de niebla que se escapa
de las manos



***


Estudios de lo que aparenta ser II (en haikú)



Madurez

Después de todo
al verdadero nombre
por fin lo encuentras



*

bajo la aurora
fingió su arquitectura
la oración falsa



La Boca

verso físico /
curva transparente de
la furia dicha


Reloj

Metal en fuga
: la araña mentirosa
teje segundos



*

las uñas crecen
en la mano que ignora
que el tiempo huye


a Mauricio Díaz “el hueso”

Monosílabo

un dos tres por mí
si lo que fue ya no es más:
tú más yo sin ti



***

Los conjurados del café
En esta nuestra
suiza, hemos jurado
la voz y el vuelo


***


¿Quién entra a mi dominio?
dónde está la boca que escupe tambores,
alguien va a saltar
desde aquella azotea
lo sé
la cortina está más cerca del desgarre que de la luz,
una nube negra ya viene,
el teléfono en cualquier momento
anunciará la llamada definitiva,
será navaja el chasquido
en el movimiento de la cerradura

Sentado en el piso inmóvil
espero la garra y el salto
que comiencen la ruptura



***


mis obsesiones me guían hacia la sutil z que en la médula del sonido abre la geometría, las memorias de la intuición. Las sílabas -esas islas afortunadas- son las joyas que en el desorden, en la oscuridad donde se mueve el pensamiento, velan, se configuran: no existen, ni siquiera entre las palabras que se forman (lotos de la nada) y sobre las cuales se erigen nuestras ruinas, ahora. Días. Día a día sostenemos lo que no somos, eso que alguna vez imaginamos y que en las muelas de la noche yace como un vegetal largamente cubierto por el mar y toda su paciencia de siglos

hablo más allá del océano de segundos sobre el cual mi nombre navega si nombre y si minutos –la línea del tiempo sólo está en la arruga más temprana de la frente, la que surgió del espejo, cuando los mitos desmitificaron la verdad: el Ser que se contempla sin reflejo Eco de reflejos somos de un destello solo. No se crea. De veras no. Sólo se transforma lo que a nuestros ojos es herrumbre, lenguaje antiguo que nos habla desde sus imágenes falsas: polvo que desde la memoria contempla sus huellas en la fértil tierra del presente.

***


Los ojos del Universo

***


La Esfera es un Huevo, la bóveda de los cielos una concha
el éter la piel. El hombre es la mirada.
Homero Aridjis




Este es el matiz del espacio
no más encierro
Quién conoce la curvatura
de este cuerpo
sino la luz
La que escribe en el tiempo
su retrato lleno de progenituras y raíces

En esta vena no hay sangre,
solo el misterio de lo imposible que se expande
la mañana que se invoca
y el letargo del fuego que otorga el sino de los nombres

Esta es la diáfana, la veloz
: La que se rompe
en el diafragma más íntimo del Universo

Es la luz que se reparte
entre las manos de los hombres
y por la cual elevamos nuestra ofrenda.



Estar en movimiento se ha convertido en la única consigna
este es el edicto que el agua imita del fuego
- Los ojos del universo miran fijamente la herida que danza -
el fruto cae como cayeron cien soles en la memoria del relámpago

Cae el fruto hasta la lengua que ya no puede pronunciar
Las palabras - vocablos inútiles – que como planetas muertos
se acumulan en la saliva que fluye
que en su largo transcurrir traza territorios y sentencias
invariablemente destinadas a secarse

Palabras muertas Vocablos que no rasgan la delgada maya del lenguaje


Cómo cantar cuando el fuego esta flama que hay en mí
no comprende la violencia
la desesperanza en movimiento a la cual se aferran nuestros sonidos
El gruñido prehistórico que somos
Aullido de lobo que divide el llano
(el tiempo que en el fluye y lo desgasta)



***

Copla en rojo


No hablaré del líquido vital (fatal)
o de la vid que entrega sus racimos
como accidentes deliciosos
en el verde

No invocaré a la galaxia del fósforo
o al universo exacto de la flama
- que bajo el sartén colma el color de la cocina -
para morder el arquetipo del labio
que esconde las palabras hechas fuego

Cerca de la perdición del minuto,
ya caída la zarza eterna del momento,
la realidad desgrana
su corazón indispensable
hasta el primer cansancio de la historia
hasta la mínima sustancia de la tarde

(qué sabemos si no la fuga)

el movimiento única certeza
en caderas de mujer
se desnuda
determina la dirección del vértigo
universal que en la rosa del labio
se resume / se bifurca en poemas de carne
Y cual poemas huye
desarrolla
su pregunta causa hasta volverse luz
color en movimiento / sol en mano

De igual manera, la mujer que danza
erige los templos del instante
hasta quebrarlo
ya nada vale nada / el mar ya nada la noche
el día nos habita hasta perderse
El azul entre las nubes se mueve
se mueve el cielo entre el vestido rojo

Por eso no hablaré más de la sangre,
de la llama líquida entre la carne
No morderé las manzanas perdidas
del ayer presente aún remoto

Ante mí el rojo
se revela movimiento
el rojo azul rojo verde rojo transparente:

Al paso de las manos la piel devela soles

   
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