AHÍ, DONDE En la blanda cavidad de mi cuerpo ardes. En el espacio donde impera la noche tiemblas. En las sombras donde los dementes clemencia piden te arrodillas. En la profundidad del sueño roto apareces. En nombre del Maestro que llegó a salvarnos imploras. Ahí, donde el olvido a jirones llega palpitas. Ahí, donde tu memoria no tiene sosiego existo. Ahí donde el alma absorta se ciñe uno a uno yacemos juntos. Ahí donde mi corazón oprimo antes de que el llanto llegue y me avergüence te desconozco. Ahí, donde mi delgado silencio te interroga, te perdono. EN EL DESNUDO MAR Duermo en la ondulación de tu cuerpo. Besándote despierto y besándote duermo. Sueño con el mar desnudo de tu piel. Desnuda duermo para tenerte en mí desnudo. Te visto con el calor de mis labios y mi tibia boca te desviste. Mis ojos brillan como el viento que sostiene a los pájaros que hoy por ti se desgajan. Con frescura de campo mis labios muerdes, a la orilla de un río sofocas mis calores. Tu fuego cultiva gardenias en mis muslos y salvaje te ofrezco mis senos para en ellos colmes tus delirios. En tu espada de hierro vivo y como mariposa de tu hechizo palpitante al fuego vuelo. Calor de mi cuerpo develan tus manos, siento los dedos de tu estruendosa lengua mi vientre saturado de rocío. Y entonces te beso. Te beso y te digo amor con el entrecortado respirar de mi pecho. CARBÓN ARDIENTE Borrarme de la tierra es pretensión inútil. Ni la fiebre que arrasa por las noches ni los gritos que exprime de mi cuerpo ni todo su veneno devorándome el vientre, iracundo dolor que acecha. Me niego a ser un gusano más del césped o un trozo de carbón ardiente, repleto cráneo de aserrín. No soy polvo que vuelve al polvo ni inútil obituario en los periódicos. Soy más fuerte que las células nefastas que se reproducen a diario. Soy agua que arrasa los caminos, turbulencia de duna en el desierto. Conmigo no podrá la muerte. SIGLO XXI ¿A qué cielo iremos a parar cuando harta de tanta sangre bulímica la Tierra nos escupa? ¿A qué infierno llegaremos cuando esta sociedad nos estrangule y sólo queden ratas sobre la tierra extenuada de egoísmo? ¿Bajo que noche podremos escondernos donde las estrellas no estén sucias por tanta sangre derramada? Bajo una sintética luna rodeada de negro, ahí tal vez volvamos encontrarnos. MEDIO OTOÑO DE ORIENTE Todos los árboles en Oriente Medio lo saben la tierra devorará el cadáver de las hojas, y las calles vacías rebosarán de amarillo en este otoño que se viste de sangre. Antes del invierno morirán los niños y no me reconoceré mas en sus ojos, no tendrán donde anidar los pájaros ni los perros dónde aullar a la luna. Mi llanto tiene el mismo origen de las hojas los días pronto serán la pátina del silencio. Todos lo saben en esta guerra nueva, es algo innato en el corazón del hombre en los cielos manchados de herrumbre donde la mitad de oriente es color muerte y la otra mitad es mercancía de invierno. No debo amarte en domingo sereno, ni por el miedo de una tarde de rezos, ni ahora que los recuerdos son retazos de gemidos feroces y tu imagen aviva los ojos de la hoguera. No ahora que mi piel se mece en la nostalgia de tu piel y llora, ni aún cuando todos mis vacíos están habitados por tus silencios y tus caricias dejan caliente rastro en mi memoria. Necesito estar fuerte para enfrentar tus narcóticos labios tus devastadoras manos que destilan veneno y distraerme de tu cuerpo seduciéndome altivo sobre el lomo del aire. Necesito imponer cordura a mi nervioso vientre para no amarte como si todo el mundo fuera tu boca y los mares y los ríos tu indomable lengua y mi sed nunca estuviera satisfecha. Quiero dejar de sentir hambre de ti /de mi. Si los océanos fueran tu sexo bebería cada gota de mar y devoraría cada grano de arena sobre la playa firme de tu cuerpo. Necesito calma en la espera, música de alas al viento para volver arrojarme al precipicio de tus besos; Y si de ti algo queda después de la explosión del agua sólo entonces volveré amarte. Estoy mejor sin ti ahora que el silencio condenó tu boca blasfema, que mi sosiego se ciñe a tu ausencia, y confino tu recuerdo a la sombra del espejo. Estoy mejor sin ti, sin la sobrecama nocturna de caricias forjada con olor de ignotas pieles y los besos de buenas noches extraviados antes de llegar a casa. Sin ti me va muy bien, Mayo trajo consigo nuevas flores que he zurcido a la funda de mi almohada para que ni en sueños se cuele tu memoria. No soy mas la pasajera de tu tren del miedo no me asusta mas tu indiferencia propia de los muertos ni mi amor diluido en la infinita inexistencia de tu alma. Si, estoy mejor sin ti, dejé de ser tierra que anhela tu lluvia árbol en espera que el ave anide en sus ramas me volví interminable sendero ¿y tú? insalvable distancia. |
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