Seis de la mañana cuatro de la tarde las horas cursan su estancia * “Te quiero llevar a la Catedral” “¿cuál? ¿Santiago México?” * y tu incredulidad se atrinchera conservando un rescoldo que no apartas * porque el niño Jesús era rubio África me abrió el horizonte nada frenaba el alcance de mi mirada “¿Me llevas a ver las nubes?” Los sábados eran de fiesta la madre me cosía había baile en los clubs de playa Cuando regresaba a Portugal perdía los paraguas Mis pasos resonaban en la baldosa húmeda En mi casa hay una gaviota El día del bosque al alzar la vista en el claroscuro de la fronda te supe en mí ¿Aún eres mía? y vuelves a preguntar en ese serse más allá de un deslinde y te escribo como si las palabras pudieran testimoniar lo vivido. * lo pones en mi mano repitiendo el gesto de mi padre después con una castaña reiteras el ritual sellando un pacto amparado por dioses desconocidos La vulnerabilidad lo sabes -al igual que yo- es el tajo de un riesgo * transparento mi desnudez Todavía sopesamos el esconder la caja de Pandora y un día tocas la hendidura que me soy en la pretensión de ganar cien mil batallas aunque no sepas cómo reparar el hueco * Pausa entre dos Una espera y luego me bromeas “tu reloj es una cebolla” Mi reloj es una de mis posesiones más preciadas y te cuento la historia de mi destiempo. * llamas desde Nueva York Sudáfrica Viana Budapest Tu voz me corta en su ausencia me hace palpar la falta del “nosotros” Te escribo una libreta azul y te miro herida ya por ti en símbolo de pertenencia ¿serás tú tan mío como yo lo soy tuya? ¿habrá de ser así dos tan sueltos ahora tan juntos? Difícil equilibrismo que se nos da bien * “No importa ya tendremos tiempo” Vamos al revés de adentro hacia afuera ¿por qué preguntas lo que ya sabes? porque necesito oírtelo decir y en tirabuzón coreas “Tu reloj es una cebolla” * tener tiempo estar en el tiempo lo demás es sólo lo demás * di nuestro nombre por los siglos en la más alta emoción que nos ha implicado este renacer rostro de tu mi rostro. Escríbeme en los ojos o encuéntrame en sus aguas que la embriaguez del aire es marca de fuego en su pupila inversa. |
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