TEXTOS BREVES

RAÚL RENÁN


Todo comienza –dijo el Señor Principio. A lo que el Señor Final contestó- No, todo acaba. Término Medio terció con la voz del frustrado, ofendido –Muy bien, a mí que me lleve el príncipe de las tinieblas, ¿verdad?.


El punto final, distraído clavó su estaca donde no era. La historia trunca fue una desgracia, el héroe ya no pudo morir.

El maromero hizo de las suyas saltando aquí y allá en suelos y azoteas, pero una noche se quedo atrapado en el marco de una ventana desnuda y la policía le cayó en la maroma


A San Sebastián atado a un tronco trunco, unos facinerosos le robaron las flechas recién clavadas a su cuerpo, menos una que cierta dama puso bajo su custodia con mimos golosos.



Sin decir agua va, la tubería arrojo un chorro violento que hizo bogar el sombrero de Charles Chaplin. La prenda creyó que era un número más del mimo, giró veloz sobre sí misma produciendo una turbulencia que arrastro a cuanto objeto halló su vorágine, incluso el cuerpo de Carlitos que ejecutaba el acto de aguador sediento.



La letra C puso en entre dicho a la ortografía colgando su oreja del gancho al que convirtió automáticamente en el oidor de Palacio.


El millón de partículas tardaron sesenta minutos en caer todas al suelo convirtiendo la estatua del poeta en una obra de Arte Plástica posmoderna de la corriente horizontal Pulverisarte que exige antes de todo la creación de una escultura labrada a punto de genio y al Pum de la dinamita


El asno del filósofo no rumia pienso (que es lo mismo), si no, sería su colega.



La última vez que nos vimos Salvador Elizondo y yo ocurrió en la Cafetería del Palacio de Bellas Artes con motivo del Homenaje a Octavio Paz. Coincidimos en mesas contiguas –cada quién en la su ya consigua- y a modo de saludo me dijo: “me parece a ver leído tu esquela” Muchos años atrás paseando con el en su MG rojo de dos plazas, yendo por la venida Madero rumbo al Zócalo nos detuvimos frente al Sanborns de los Azulejos de donde salía una amiga mutua de cuyo nombre respeto no acordarme, sin beberla y tenerla pidió subir y sentarse entre los dos nalga con nalga división decida por la ley física; así, en ese camaradería, como en una carroza espectacular rodeamos lentamente la Plaza Mayor. El cargamento más pesado que heroicamente resistía la máquina era el portento intelectual en potencia de Salvador, sus risas y su humor. “Aquí vamos por donde no vinimos”, se lo quedó el tiempo.



La región oscura

En el medio literario, durante una conferencia de no sé que ser pensante referida a Carlos Fuentes, dicho ente que dijo ser autoridad en el tema se atrevió a comparar al autor mexicano de La región más transparente con James Joyce. Elizondo se puso de pie y salió por la única puerta del recinto donde se plantó llenando el marco en señal de protesta por tal ofensa inferida a la mayor inteligencia literaria del siglo. De ahí no se movió y todos los oyentes que no protestaron por tal decisión no pudieron salir del recinto donde perecieron asfixiados por la zona del silencio.


Equivalencias

Se sabe que la hormiga carga sujetando con su mandíbula un peso equivalente tres veces al suyo. Con una grúa pusieron en la espalda de hormigueana la equivalencia de su peso y pereció aplastado bajo dos kilos de acero.



Patilingue

Celestina ofreció al Caballero exigente una Dama de belleza helénica inigualable en la vida real el así la solicitó. Ella era una joven casada con Capitán. Su único defecto considerado menor, era que esa Helena tenía un dedo más en cada pie. El fetichismo del exigente era semejante al de Flaubert, el pie femenino. Así que cuando descubrió la extremidad en esas condiciones se le cayó el ánimo y se fue sin pagar. A la vuelta de la esquina susurro con confidente: es que no le olían los pies que es como a mi hirgue.


Equitación

Tanto monta, monta tanto, que el jinete ya esta sapo.


La conmoción proviene del círculo de constante movimiento. El que esta frente a él, es sorprendido

Por el tacto que hiere a cualquiera de los sentidos. Hay un cambio ante lasa cosas que pueden ser las conductoras. Esa cosa esta en mí



Puntería

No es fácil acertar al hongo de un paraguas desde lo alto. Todas las gotas de la lluvia deciden caer traviesas a campo libre. No faltan las jóvenes desobedientes que caen sobre el portador del paraguas para mojarlo y obligarlo a que suelte el aura negra su cielo protector.



Ánfora

Después de tantos siglos pintados sobre la panza de una cratera, dos soldados rijosos de la guerra de Troya entrapados en un duelo cruel a morir desde el sitio que les estaba asignado por destino. Antes que nada ocurriera el ama de la limpieza sujeto el ánfora para quitar el polvo y el movimiento del duelo la hizo soltarla que dio de sí en pedazos sobre el suelo. Afectados por el accidente los guerreros se unieron para vengarse de la mujer picándole los pies con sus lanzas terribles.



¡Bolita! ¡Bolita!

Sacó de su bolsa la pelotita de golf la depositó en el pot, y dándole con el, bastón la envió al hueco donde la jugadora no pudo sacarla jamás por mucho que la llamaba cariñosamente ¡bolita!, ¡bolita! ¡por favor! Cuando eso dijo apareció en el fondo del campo un paseante con una pelota de fútbol sujetada con el brazo y de una severa patada tras una curva genial metió gol en la portería del campo contiguo.



Dupla Nepote

Dupla Nepote puso en la cabecera de la mesa a su Padre porque el cura que siempre preside la cena, en esa ocasión tuvo una boda, la suya con la hija de Nepote, a su vez secretaría de Nepote a su vez favorita del director de la escuela donde es Perfecto Nepote.



Trivío Primo

La última aventura intelectual de Trivío Primo fue poner sobre la mesa de sus filósofos tres piedras que representaran las primeras tres cifras de la escala numeral, con esta sentencia: ¿cuál es el número que mejor se asemeja a mí? Los filósofos especularon hasta lo imposible llegando a la conclusión que el número que más se asemeja a él era el número primo porque además del que adjetivaba con elegancia su nombre, Trivío era desierto en primate.



CONDOLESA

No hubo ni habrá mujer con árboladura magestuosa a la que porta Condolesa ni un jurel de gran coso para faena igual rompiendo plaza cuando cruza el parque Hidalgo de mi ciudad pasa Condolesa y detiene el tránsito citadino, los andantes la faenan con el paño de sus miradas y uno, uno solo de rodillas la deja andar rozándole las puntas. Ese soy yo jaleando por los caminantes y hoy en mi casa en trazas de mi mujer de puerta a puerta de la habitación ni quién la aclame “olé, Maja morena clara”.


Tres veces la mecedora

El parpado caído, era un guiño que la muñeca calva me dirigió te lo juro; después del gesto violentamente se cerro la puerta y cayó la lámpara de la sala. Un cristal filoso del impacto sobre el suelo me produjo una cortadura en la mano, ¿quieres más señales? Además la muñeca, como puede verse, yo lo veo perteneció a mi abuela quien murió en su mecedora. Esta no dejó de moverse hasta que el cuerpo de la anciana fue retirado del mueble. La muñeca recostada en la mecedora, movió la cabeza afirmativamente arrojando una carcajada que hizo temblar a mis huesos; el narrador espantado cambió la página que leía por otra, la que fuera, para distraerse, y como si tirara de un cordón atado al dosel de mi cama, lo arrancó y cayó sobre él como si lo envolviera para asfixiarlo. La muñeca recostada en la mecedora me guiñó el ojo y produjo el derrumbe del dosel de mi propia cama con los resultados que ya narré.


El sobrino de Ken Maynard

Ken Maynard el vaquero bravío llevó a su sobrino a la feria, y después de saborear ambos una enorme nube de algodón y jalarle los bigotes a la mujer barbuda, el niño pidió al hermano de su Mamá que subiera con él al carrusel, el niño eligió el caballo pinto y Ken el de crín alborotado. Subieron y a media sabana ocurrió lo inesperado, les salió al paso el cuarteto de la muerte, montados en caballos negros. El niño echó mano de su pistola y descontó a tres de los bandidos dejando a uno solo con quien se batió a tiros el tío Ken durante la hora restante de la película. Aburrido el niño se bajó de su caballo al vuelo como un pistolero de garra. “Ya, tío vámonos, no te quedes dormido”.


Terpsícore

Un bailarín voluntario en la plaza Terpsícore, realizó dos, tres pasos abiertos de príncipe heroico y en el último paso quedo convertido en el Dios Mercurio que salió volando del escenario.


Chírico

En Chírico, las musas inquietantes llenaron de arte los zaguanes de las casas donde la poesía tiene paredes y torres de carpintería. Un verso lo revela. Crece el amor en una curva hostil sostenida por la imaginación.

Revelación

Se descubrió que carecen de nobleza alguna las partes nobles.


Hípace

Un hombre cuyos ancestros era escitas corría a una velocidad semejante a la de un caballo, por lo que siempre triunfaba en todas las competencias, durante la carrera se fustigaba con las palmas de las manos, los cuartos traseros tan duro como si quisiera azuzar su carrera, y no se cansaba se decía, porque se alimentaba con queso de leche de yegua.



A dos ojos

El ojo que vigilaba al gato veía de noche y el ojo que miraba al garabato veía de día. Los ojos no podían dormir por sus ojos tan dispares.


Palabrota

Fue educada letra por letra quitándole y poniéndole sílabas ajenas que combinadas manifestaban sentidos extraños, también fue atravesada para probar su fuerza contraria y colgada de cabeza para poner a prueba el peso especifico de sus componentes, sin embargo y no obstante tantas pruebas siguió siendo palabrota.


Profecía

Un ilustre profeta predijo que tendría una iluminación temprana y que al día siguiente, una vez entrada la tarde, caería una lluvia pertinaz que duraría dos cientos pasos suyos andando. Cuando ocurrió lo primero, para probar su acertó inició su andanza a campo abierto. El primer paso inició la precipitación y el último, contados los dos cientos pasos exactos, lo dio como si cerrara la llave. Horas después lo postró una gripe terrible que a poco lo mató. Eso no estaba en la predicción.



Lira

Descuidado como estaba el santo poeta escribiendo una lira de tañido seductor, se le apareció un ardiente ángel de seis alas enviado para la destrucción de los pecados a lo que el poeta sorprendido expreso: ¿Qué he hecho sí solo escribí un instrumento amoroso? Esa es la causa, dijo el enviado, la voz del instrumento se ha arrastrado en la tierra y trepado en el cuerpo de una mujer.


Prodigio

Hace cuarenta años que soy niño de la calle. Ayúdenme.

Raúl Renán

Nació en Mérida, Yucatán, el 2 de febrero de 1928. Poeta, narrador y editor. Estudió letras modernas en la FFyL de la UNAM. Ha sido coordinador de talleres literarios; editor de Papeles (pliego seriado de literatura); autor de la colección Fósforos (cajas de poesía breve) y de la revista Ensayo; ha sido coordinador del consejo técnico editorial del INBA; subdirector del CNIPL; subdirector del Periódico de Poesía; fundador de El Gallo Ilustrado; director fundador y editor de La Máquina Eléctrica Editorial. En Mérida se creó en 1998 el Premio Nacional de Poesía Experimental Raúl Renán. Colaborador de El Ángel, El Gallo Ilustrado, Estaciones, La Jornada, La Plaza, Los Libros Tienen la Palabra, Nostromo, Sábado, y Vuelta. Miembro del SNCA desde 1999. Medalla Yucatán 1987. Premio Antonio Mediz Bolio 1992. OBRA PUBLICADA: Cuento: Una mujer fatal y otra, Oasis, Los Libros del Fakir, 1983. || Los niños de San Sebastián, ICY, 1986. || Los siete pecados capitales (colectivo), CONACULTA/INBA/SEP, 1989. || Serán como soles, Aldus, 1996. || Ambulavio, Arlequín/FONCA/Sigma, 1997. || Ensayo: Los otros libros. Distintas opciones en el trabajo editorial, UNAM, 1988. || La sagrada familia Sabines, La Cuerda, Jalisco, 1998. || Novela: El río de los años. Los pateadores de San Sebastián, Gob. del Edo. de Yucatán/ICY, Mérida, 2004. || Poesía: Lámparas oscuras (haikai), La Máquina Eléctrica, 1976. || Catulinarias y sáficas, El Tucán de Virginia, 1981. || De las queridas cosas, Premiá, 1982. || Gramática fantástica, UNAM-ENEP-Acatlán, 1983. || Pan de tribulaciones, UAM-A, Libros del Laberinto, 1984. || Raúl Renán, UNAM, Material de Lectura, 1986. || Los urbanos, INBA/Gob. del Edo. de Jalisco, 1988. || Comparsa (plaqueta), IMC, Cuadernos de Malinalco, núm. 7, 1990. || Viajero en sí mismo, UNAM, El Ala del Tigre, 1992. || Henos aquí, UAM, Margen de Poesía, 1993. || El libro de las queridas cosas. Antología poética, CONACULTA, Lecturas Mexicanas, Cuarta Serie, 1998. || Rama de cóleras, Navachiste, El Jejen Africano, núm. 1, 1998. || Cuadernos en breve, IPN/SOGEM, Punto Fino, 1999. || Los silencios de Homero, Aldus, Los Poetas, 1999. || Volver a las cosas, La Tinta del Alcatraz/UAEM, 1999. || Parentescos, LunArena, BUAP, 2003. || A salto de río. Agonía del salmón, Ediciones ST, 2005. || Rostros de ese reino (ilustrado con imágenes inéditas del Fondo cristológico de estampas grabadas y litografías "Los Venados"), FONCA/Siglo Nuevo/Versodestierro, 2007. || Emérita, Gobierno del Estado de Yucatán, Instituto de Cultura de Yucatán, Ayuntamiento de Mérida/Versodestierro, 2007.

   
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