Instrucciones
para dividir pájaros
Karla Sandomingo

Estos poemas están dedicados:
a José Antonio Castillo Riaño y a Carmen Villoro
Estos poemas estan agradecidos:
Gracias Neftalí Coria, por permitirles el vuelo

*

Los pájaros no alcanzan
no hay voz que los recoja.

Hay un pájaro tirado
hecho pedazos en su duelo.
El sol lo mira y no lo recoge

De qué manera disminuye el ojo
no hay nada dentro

te mira el ojo:
mira

tu palabra

I

Tu palabra es un pájaro que se va
pone nido en un árbol
y se echa

Pero no siempre es un ave pasajera ni benigna
no siempre pone huevo
ni necesariamente baila en una rama

A veces el sigilo espera la carroña
y no por eso es ave negra

Pero está también el pájaro deslumbrante que se calla
y tu palabra duele cuando no existe
cuando es huevo abandonado por el ave

O el tronco donde estaba
haya sido precedido por incendios
o lo haya secado un mal tiempo
o lo haya podrido el aguacero

II

Tu palabra nunca murió de sed

Agonizante en la botella
en el ala desde los riscos más altos
pendido en el aire
tendida la palabra tuya

Pero es sorda
ni siquiera muda
sólo posee una piel delgada y un enfermo

Y yo defiendo al enfermo con todo y huesos
con todo y brazos emplumados
Y abogar por el insecto que vuela entre las pieles
es amar al acusado

El juez se sienta y llora frente al muro
donde están las inscripciones
de aquellas niñas prisioneras

El juez quiere tomar partido, hermana
por tu palabra
pero ya sabe el veredicto

instrucciones para dividir pájaros

1
La sumisión del gatillo
que no es el gato que también deshace cuerpos emplumados

La resortera que abraza piedras
que no son los ojos de quien también apunta

La rama sacudida por las manos
para que las aves dejen de lado su reposo

El fuego,
la lanza.
El alpiste

El bebedero que les pongo
y suscita pleitos por la orilla perfecta para el agua

El sol abierto sin árbol ni tejado, el sol abierto
desmesurado y sólo

La lluvia que no es tormenta pero abre la desbandada
no es en contra pero abre la sacudida

Nadie se da cuenta
pero con todo y nada
yo divido a mis amadas aves

2

Yo no sabía que no debía tocarlas
sus plumas impermeables al agua
no lo son para el aceite

Y mi viscosidad tiembla
como la música a lo lejos
que sólo yo distingo

Dije “palabra”
dije “ave” desde la más dulce garganta
y fue garganta tan larga como tren
que embistió rieles con pájaros dormidos

Dije “pluma”
dije “vuelo” desde la voz de más adentro
y fueron balas que desataron plumas en el aire

Dije “cerca”
dije “lejos”
y la distancia fue la brújula perdida

a mis hermanas

una historia

Para calmarse se contó una historia verde
sobre nidos que se forman en las ramas
sobre nidos construidos con estambre

Para mirarse se puso el espejo en frente
donde veía nidos en su pelo
cabello rojo teñido de otra que navega en el fondo de ésta
que se mira

Con las cejas puestas sobre los ojos
con unos ojos puestos en la tristeza de sus propios ojos
mirando a las aves
que abandonan nidos

Se contó una historia
sobre los ojos puestos en el lago
que está ahí mismo
adentro de sus propios ojos
adentro de los ojos de los pájaros

Se contó una historia
sobre las aves, los nidos y su pelo

ojos que me faltan

Todavía busco los ojos que no tengo
esos que presiento
incrustados en corteza de árbol
y cierran sus párpados al aire
contra todo lo que migra a la nostalgia

Ojos que observan desde arriba mis pies
encallados caminan, se detienen, se abren paso en la senda
Pero mis manos extienden mi esqueleto
y lo hacen horizonte, árbol, tierra
el verde y el azul de la pupila

Yo siento mis ojos
aún los que me faltan
como aves que podrían estar extintas
o ser tan rutinarias
como la hierba y las mañanas

No entiendo su mirada
mis ojos son distantes
despegados de su propia cuenca
separados del insomnio y del pellejo
A veces noto sus pestañas
oscuras y nocturnas se deslizan silenciosas

A veces mis ojos me tienen preocupada
miran las aves que me dejan
su aleteo cruel
y me cambian el día por la noche
Buscan el sol
detrás de la montaña de otro día
y se inquietan - no hay imagen que guardar -

Pero yo busco otros ojos
los que pudieran estar ocultos
en cualquier hálito del día
(sueño ya olvidado)
en medio de un crimen cometido
adentro de los ojos de los peces
adentro de los ojos de las aves
adentro de dos cuervos
de la fruta
de toda cáscara de superficie negra

Busco mis ojos perdidos en alguna parte
y no sé dónde
como hilos enredados los ojos que sí tengo
trampas en las que caigo cuando indago
pregunto
digo
de qué manera me están faltando más miradas
que igual y tengo en estos mismos ojos

Estos dos que tengo son iguales
son lo mismo
hacen lo que todos los ojos de los otros
corren se detienen corren se detienen
a veces les llueve y se mojan
otras se vuelven un desierto sin orilla

Hace ya tanto que estoy en un laberinto
tanto que desconozco la mirada
mansa de los mares
terca de los vientos
oscura del suicida
la de la puerta entreabierta, la de los mapas

He querido negociar esto de los ojos
negociar la cárcel
que se pierde como se pierde una mirada
El grito que se calla
constriñe en la primer garganta
(y lo sabe el ojo)

Y sabe que vivo enajenada de todas las pupilas
que se vuelven callejones, jardines desolados
Desconozco la nervadura
el poro en el que entran mis verdades

Me faltan ojos y no me faltan

Los que ya tengo no me sirven y lo logran todo

Karla Sandomingo
( Guadalajara, Jal., 1970 )
Editora, periodista, poeta.

Impartió talleres en el ámbito estatal y nacional desde 1996. Coordinó los talleres infantiles de poesía y cuento Alas y raíces a los niños en seis municipios de Jalisco por parte de la Dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura del Estado y Conaculta; el taller de literatura Elías Nandino en Cocula Jalisco, ambos en el año 2000.

Coordinó talleres de literatura y de pintura para chicas con anorexia y bulimia durante cuatro años.

Miembro fundador de La Red Nacional Autónoma de Talleres Literarios, cofundadora de la revista de cultura Tragaluz de la que fue subdirectora editorial y forma parte del consejo editorial de la revista zacatecana de cultura Funes.

Fue editorialista del programa Frecuencia Noticias, columnista de la revista radiofónica Señales de Humo y Co-productora, co-guionista y co-conductora del programa Tragaluz en radio, junto a la politologa Ivabelle Arroyo, todas en la Red Radio Universidad de Guadalajara.

Formó parte del Programa de Jóvenes Creadores del Fonca (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes) en la categoría de Poesía, emisión 2004-2005 y obtuvo el Apoyo a la difusión de las artes del CECA (Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco) en el periodo 2004-05.

Forma parte del cuerpo docente del Centro de Arte Audiovisual y del cuerpo de asesores de tesis.

Escribe la columna Paso de cebra en el diario Público del Grupo Milenio.

Sus publicaciones son:

Afonía en la Lengua, 1995.

Venir del Agua, 1996.

Tríptico del Ángel, 1997.

Los círculos del fuego, con el que obtuvo el premio nacional de poesía en Hermosillo, Sonora “Anita Pompa de Trujillo” 1996 y fue publicado en el siguiente año por el Instituto Sonorense de cultura.

Navío de tu Agua, 1998.

Salomé, el cálamo, 2000.

Si acaso hubiera, el cálamo, 2001.

Instrucciones para dividir pájaros, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2002.

Madera Sola, Fondo Editorial Tierra Adentro, Conaculta, 2004.

Publica: Instrucciones para dividir pájaros en el cálamo en 2006.

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