*
El cuerpo a rallas de una abeja muerta es un monumento natural a la osadía,
espectáculo noctámbulo que centellea por mis ojos
se curva por mis hombros
fragua en mi encía
como una lección elemental
trágica
de todas las muertes que me hago
de sollozar tantas rallas.
*
Lidiar con todos
Extenderme y mi espacio proponerlo como una manzana
Limpia y agujereada
de lidiar con todos.
Me lo propondría una heroína, una madre, una anciana con mi rostro
con una píldora
con una saya rasgada
en una escena a color
y una columna de libros sin hojear amenazando mi espontaneidad
y una fila de desconocidos aguardando mi decepción,
de liebre carnívora mi cordura,
la suma, la tenaza, el hambre por lo que todos pueden arrojarme desde
sus indiferencias.
*
Entre mis cejas ha crecido un cementerio
lapidas que sobresalen para guardarme,
amoratadas del deseo
por recobrar la oscuridad sin culpa de sol obsesionado
para burlar el maquillaje condensado de mi auto descripción
puntear de grises el pasto amargo, trampa tropical.
engordar frívolamente hacia adelante
alcanzarlo todo antes que mi conciencia
matrimoniada y ejecutada con los mas rebeldes negamientos.
*
Es preferible no ser vista después que cierro la puerta
adentro una vez que acampo ya se planificó una matanza
cómoda para mis nauseas
violácea
como ardillas que tragan indisciplinadamente un diamante desenterrado.
Los compartimentos de cemento que dividen el hogar preconcebido
cobran la llanura de una hoja blanca
y no se cuan extraña sea mi participación en el hecho
no se como sentar a mi lado las atrocidades con las que el visitante
se atemorice a si mismo.
*
En ocasiones no recuerdo bien que es lo que añoro,
a veces lo representa un rostro
que puede ser el tuyo
capturado en un segundo de mi ansiedad,
la plaga de mis emociones sirviéndote una copa.
Casi todo el hemisferio adulto que sostengo
se engalana, se apunta virtudes que tampoco recuerdo,
de todas formas
prefiero
si el olvido lo quisiera también
tu rostro.
*
Poco a poco es polvo la roca,
se abandona una montaña,
se derrama todo contenido amenazado de orificios,
tal como las migraciones despueblan y pueblan su preferencia,
murciélagos aplaudiendo el desanimo de los mineros,
oraciones del silencio definitivo
bostezo
se amarga la miel por su propia benevolencia.
*
La meta de ayer
La meta de mañana
La meta que cruza por sobre mis orejas de hormigón,
el punto donde convergen las sorpresas, las moscas, y el botín
que del futuro me robo nebulosamente
para suponer en paz todas las batallas que asumo sobrevivir,
galardonada
con trofeos que ya perdí
una vez que no gané del ahora
la fortuna instantánea.
*
Que inútil civilización heredo, leo, educo
que me desnutre
me flagela
me corona
de mi misma vestida
ambicionando artefactos que acumularé
para que no escapen al aire mis aullidos,
que culpan irresponsablemente al otro
que aturdirían a cualquier rebaño de tan innecesario gemido.