Y nosotros donde siempre estamos
ARIEL GARCÍA

LA REUNIÒN.

Y nosotros donde siempre estamos.

Eliseo Diego.


La súbita palmada sobre el hombro/ los gritos/

El abrazo rudo entre epítetos brutales./

La bienvenida audaz o el ágil parloteo/

El ruido/ las muecas/La borrachera al uso/

La torva alianza del ron y el chiste obsceno.

Ya estamos aquí.

Somos los mismos aunque la sala sea demasiado estrecha

y el destino afuera nos depare compromisos

con otras agonías.

Ya estamos aquí, amontonados, sedientos

De la misma sed que no se apaga y dura,

Que viene muy de atrás, de mucho antes.

Pero este carnaval empieza sin el canto del gallo.

Hay bocas con ardor

Alientos rancios

Distancias sometidas

Hay sudores propios o de nadie

Axilas desquiciándose

Hay un rencor

de sólidas ausencias.

Todo hombre aquí oliendo el rastro dejado por su sombra.

Todo hombre aquí buscando algún resquicio, un recuerdo en quien entrar a gritos.

Todo hombre, frenético, encendiendo velas rojas a la sagrada noche.

Todo hombre, con las palmas de las manos vueltas hacia arriba,

Forjándose un futuro en el hilo invisible de la piel.

Es el presente absoluto/ del presente donde siempre estamos.

¿ o es este macizo no estar ya en ninguna parte, este no partir otra vez de sitio alguno,

Este volver, quizá, después del tumultuoso baile, a la región transparentada por la resaca lunar,

De quienes huyeron antes amando este retorno

y hoy piden nuevas y más largas despedidas, claridad para su luz,

En un rictus o desgarramiento clásico a regañadientes degustado

Y que más que conmovernos nos asusta?

En otra ciudad sin bordes: la libertad toda endurecida.

Perdimos al sol pero la baja noche nos ampara.

Una argucia de la niebla dictó los privilegios

De nuestra simple victoria.

Ahora tenemos esposas nativas, ociosas réplicas,

Supermercados donde cebar asiduamente la renuncia,

Bancos, aparcaderos, autos, ráfagas de autos,

Y un tiritar de números y créditos oscuros

que estalla siempre al final de nuestras celebraciones.

La nostalgia es imprecisa entre estos ruidos.



INSTRUCCIONES PARA UN VIAJERO


…habrás aprendido el significado de otras Ítacas.

Cavafis

Excúsate. Abandona el puerto,

las bondadosas caritas que te acogieron al llegar.

Vuelve años después y recuerda nombres

-un patio cálido, cierta edad-.

Finge tu asombro ante el viejo durazno florecido.

Obséquiales tu paz y alguna historia

no demasiado imprescindible.

Pero no te quedes. No permanezcas

inmóvil, a su vera, mucho tiempo.

Aquí no termina el mundo.

Sus lindes van más allá de ese muelle

y su única barca derruida,

son algo más que el sol , el aire terco,

este fulgor abstracto que en las tardes

mancha de bruma los oficios.

Excúsate (alguien te espera)

Toma ágil el bastón, la gabardina en ansias.

Olvida tu nostalgia del límite,

esa clave dudosa que dibujan los mapas.

No te detengas. No vaciles

cuando endulcen tu oído

antiguos cantos de sirena.

Despídete sin pudor o lágrimas.

Vuelve años después.

Recuerda nombres.


FIN DE VIAJE

Has creado mundos tan frágiles

Que no soportarían el registro del agua

En sus orillas.

Has visto atardeceres magros, primaveras

Ahogadas bajo un sol abstracto, insolidario.

Sobre tu piel herida de viajero

Duele aún el polvo inicuo de otras tierras,

Pero en ellas tú dolor fue menos

que un rumor ilícito en la hierba,

Una excrecencia perdida en aeropuertos, andenes,

En los sitios donde la nostalgia o cierta absurda fascinación

Quisieron magnificar los nombres.

No hay memoria de ti, ausencia de ti,

Sostenibles más allá de ese horizonte difuso

Donde la niebla muere adivinando.

Comprobar, al cabo, que una misma noche atroz

Puede fluir idéntica desde Inverness a New Haven

Y que esos ojos oscuros - hasta ayer, tal vez, inconciliables-

Resultarían ahora ante tus ojos

igualmente familiares o igualmente extraños.

Comprobar que el destino solo ha sido otro lamento previsto

de la plenitud

Que el propio viaje lo fue todo.


ELOGIO A LA PERMANENCIA


Deja esa puerta asi…

Raúl Rivero


Volver no es acto inocente.

Hay cierto placer ingrato en retomar antiguas huellas,

Verlas en el oro del polvo deshacerse

Si bajo el propio pie preguntan o delatan.

Volver atrás es siempre un artilugio bárbaro.

Es mirar con ojos de piedad insulsa la ceniza

Y decir extraño amor, ensalmo, hálito dulce,

Donde solo queda el dudoso perfume de una sombra

Y su juego torpe, indescifrable.

Volver es una profesión

Una especialidad

El telúrico gesto tantas veces ensayado

Con que encubrimos un adiós más próximo y terrible.

Pero ¿qué duele entonces bajo el párpado tenaz?

¿ Quién entre ecos roncos y ayeres calcinados

Devuelve a la memoria rostros, huyentes pájaros,

Voces que inútilmente susurran o cantan?

Ante el absurdo fervor oculto en la aljaba triste del regreso

Recuerda que por entre las sillas rotas

Aún discurre tu pasado repartido

Y que en cualquier sucio rincón-detrás de cualquier puerta

No vencida-

Acecha escrito el viejo nombre

Del otro que te habita.

No vuelvas.


LOS OTROS

Otra alternativa consiste

en soportar pacientemente el dolor

De esta tristeza

Pero ya para siempre revestido

de una honda y piadosa alteridad.

Que también sean los otros

-Esos que hoy ríen, inmóviles,

Desde las fotografías recientes-

y no sólo uno mismo,

Los que lloren arrojados

Sobre las viejas fechas

o los nombres.

Y que este labio caído,

( esta inteligencia en bancarrota)

Incluso este miedo torvo sin ya ninguna

posibilidad de remisión,

No concurran ahora unidos ante mí

Sino como un objeto impropio, ajeno,

Algo que una curiosidad culpable

Impulsa siempre a tocar

Y que no tocas

-nunca

USTED, QUE HA SIDO EN TANTAS TIERRAS EXTRANJERO…

Usted, que ha sido en tantas tierras extranjero,

joven, ligeramente hepático, admirable,

lleno de experiencias del pasado con tan solo veinticinco años,

tocado, aquí y allá, por cierta racionalidad desmesurada

propia de la gente sensata,

no podría menos que asombrarse ahora

frente a esta abigarrada rosa de cemento,

desde hoy visible a la salida de la casa donde vive

a cincuenta minutos de ninguna parte.

Usted, que no maldice ( no se queja siquiera)

Cuando otra mañana lo sorprende rencoroso, recio

a las puertas de un nuevo arranque de comportamiento cotidiano

o cuando , víctima de una involuntaria zancadilla callejera,

se desploma entre una multitud demasiado apurada -demasiado sosa -

para improvisar una disculpa,

y que vive ( se deja vivir) viajando recluido al fondo

de autobuses atestados

cruzando los mismos cines, parques y avenidas indistintas

de donde a veces ( es cierto) le llega el aire vagamente memorable

de una ciudad antigua y más o menos única

no podría ahora sino tragarse su rabia melancólica, reír amargamente

frente a esa desconocida de rostro sudoroso, esta mujer que mirándolo

desde los ojos de una raza ignota

le pregunta cortésmente cómo, de qué manera ha podido usted

llegar viniendo de tan lejos

y llegar solo, pobre, tan lejos

La misma que al oírle responder muy serio

se tapa de un tirón la boca mal disimula una sonrisa cómplice

Porque le resulta muy chistoso su acento.


MEMORIA

País delimitado

por las horas

Un muelle solitario,

casi muerto

Donde no recaba

ningún barco ya

Solo el áspero comercio

de las olas

-el recuerdo


SI BASTARA

Si como antes

Pudieran cobrar vida

Las palabras

Si con solo convocarlas

De un golpe en el silencio

resurgieran intactas

como lo hace un objeto

de la sombra

sus contornos precisos, develados

al más inocente roce de la luz

Si bastara esta noche

Para desgarrar a tu existencia

El nombre

Y tú volvieras, Daniela,

Y tú volvieras.


EL ÙNICO POEMA

A veces dudo:

¿ acaso late otro poema

Detrás de este poema?

Entre lo meticulosos golpes de tinta

Que parecen versos

( ¿ o son barrotes? )

En ese abismo diminuto, blanquísimo

donde cifran sus contornos las palabras

¿ Esperará, tal vez, sigilosamente agazapado,

Su hora, otro poema?

¿ o será por siempre así,

Mudo, irremediable, secreto,

Este único poema

Total?

DOBLE NOCHE

A veces otra noche irrumpe

bajo la noche natural del sueño

(Una noche pavorosa, ajena

como la noche que ensombrece el sueño)

Entonces no basta alargar el brazo

encender la luz en medio

de la oscuridad del cuarto

para matar el miedo

No basta


Más allá otra noche fluye intacta

en otro cuarto hay otra luz urgente

que encender en otra oscuridad

en este sueño

hay otro miedo que mata (r)

ARIEL GARCÍA

(La Habana, 1983) Arquitecto. Ha sido alumno del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en La Habana. Participó en varios talleres de poesía en la Escuela de Escritores (SOGEM) de Guadalajara, impartidos por el profesor Jorge Orendáin. Ha publicado poemas en varias revistas de su país.

   
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