Andén simulado
Alejandra Villareal.

Estático, mudo, como el efímero muro que se descubre en la sobriedad del asfalto.

Amorío de sombra en cruce de calles, caída que pasma su aliento en el bullicio de la noche, ventana sorda que observa verticales vacíos, vaivén imaginario de estructura.

Pensamiento que circula fascinado por el deseo de esperar, palabra que se enreda en griterío de multitudes.

Muda, estática. Desde aquí memorizo un adiós


***

Mis estancias de permanencia laten con el rostro de mis pasos. Parpadeos que sólo hablan de muchedumbres reducidas a un griterío de abrazos y besos acorazados por banquetas cansadas de ver manecillas en la grieta anidada del asfalto. Estaciones de viento, de silencios, dispuestas en estructuras creadas para vivir del daño humillante del tiempo. Y aún así hay que esparcir fingidos humores, evacuar de la palabra su sonoro vaivén de distancia, olvidar que existió en la suela de mi zapato una vía de enamorados alientos.


***

El deseo es un fruto que no tiene raíz, monótono espacio, lugar vacío.


***

Sólo existe el soplo del silencio, mancos ademanes que juegan a encender y apagar luces. Es el andén que se adormece entre los pasos del día, la sed inaguantable de este desértico paraje de voces que se alargan hasta la guarida de la ausencia. Es el deseo que imprime estrías en la piel que reposa frente a los atardeceres mudos de lo inútil, de lo que no respira, de lo que no late.

Estática, veo pasar la cadencia final del día. El bochorno me desliza entre los pliegues de la espera. Todo es estático, y te nombro para mover las horas del día.


***

Actos en la espera para desechar memorias e intentar malabares en filas de andén.


***

La casualidad jamás volvió a unirlos. Ha sido incesante el estruendo amoroso de la memoria y la impaciencia se ha convertido en un augurio de silencio. La ciudad se ha dedicado a hilvanar estructuras, bifurca sus verdades en parajes dulces
donde el suspiro se confunde con la manía del jadeo. Es distancia, desencuentro que mantiene su equilibrio detrás de la palabra.


***

Anidan en mi ocio intermitentes corazonadas. El despojo ocurre en la humedad
intacta del bosque. Líquida hilvano columpios de frases, huellas que se tocan con el virgen pasado de una travesía. Cursi estación de realidades que juega con el deslumbrante ahogo arenoso del instante. Todo se cuaja, se fastidia con la palabra que derrite silencios.


***

La palabra es una búsqueda muda, deshoja la húmeda vía de mi memoria.


***

*Vuelven mis pasos, multiplico intentos con el recrear de la memoria, dejo que las manías eternas de mis pies distribuyan palabras sobre los cimientos del andén,
con el deseo de repetir húmedas formas, en busca de verdades desérticas que jamás se disipan y siempre terminan en la coraza del camino. La palabra se difunde, busca un cuerpo.


***

Aquí nadie habla, nadie sueña.


Alejandra Villarreal Cantú

Estudió la carrera de Letras Españolas en la Universidad Autónoma de Nuevo León y cuenta con una Maestría en Artes. Su trabajo poético ha sido publicado en revistas impresas y electrónicas. Actualmente coordina talleres literarios en la ciudad de Monterrey y pertenece al grupo Colectivo Metáfora conformado por personas interesadas en la creación poética.

   
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