La luz no envejece Eterna, entre colores y ondas Sin precipitar mis ácidos en tiranía Repegadito Al acecho del deleite He sentido el hidrógeno explotar He sentido la agonía de supernova He sentido el orgasmo de Cleopatra el trovar del trilobite, la derrota de la mente las campanas, el deseo, el viento de la guerra pero nunca he visto algo todo se mueve en torno a mí soy inmóvil espero a los planetas que se lancen a las pistas me pienso a mí misma soy joven y poema Déjame entrar, ser tú, no me basta el abrazo externo de nuestros cuerpos, deseo escuchar con tu oído, husmear con tus líneas nerviosas, quiero tenderme entre tu viscosidad, conecta mis venas a las tuyas, que fluya la misma linfa en nosotros de tu corazón al mío impulsando plaquetas enamoradas y glóbulos eróticos, bajar hacia tu pelvis osificada, tocar allí una rapsodia, morder la médula musical, vibrar juntos, compartir la neurotransmisión, hacer interferencia con tu éxtasis, pegar nuestros cerebros como plastas voluptuosas, ojo bajo el ojo, cuatriplicando las retinas, quiero absorber tu estómago, nadar entre el ácido de tu intestino, sofocarme encerrado allí, entre miasmas pútridos y ser parte del catabolismo, meterme entre costillas, embadurnarme con tu sangre, masturbarme mojado en tus vesículas, que lo devorado por ti pase a mi garganta y luego a tu torrente, respirar la misma agua, fusióname, amor, fusiónate, déjame entrar, ser tú, volverme tú, enlazar nuestros ribosomas, compartir tejidos, eternamente nuestras gónadas pegadas, bucear en tus óvulos sabrosos, robarlos, deleitarme con la marea electrificada de tu espina, masajear tu celoma, dormir en la caverna de tu boca, con tu lengua dura como lecho, aferrado a tus colmillos, secretar poemas que se introduzcan a empujones por tu cráneo, explorar tu hígado, revisar el manto que arropa tu vejiga, embriagarme en la taberna de tu páncreas, vender los secretos musculares, convertirme en un parásito dulcísimo, en otro órgano, en otro corazón, en otra mente, dilúyeme, incorpórame a tu cuerpo, quiero besar el camino de tu laringe, conocer las explosiones y limar tumores, cobíjame, quiero pernoctar en una casa palpitante, fusiónate, amor, fusióname. Zoología del Poeta Qué el poeta es animal no lo niega su genoma Que es genoma enamorado más que polvo Y es dinamo proteínico y alquímico Sus intrones han codificado sueños Pero no es inmune al virus de unos ojos femeninos Su memoria está en la sangre de los evos Del erizo heredó su coraza contra espumas Pero le hiere cada gota entre sus túneles acuosos Es trilobite encaramado en los volcanes Y anquilosaurio que perdió sus esmeraldas En el cretácico le cantó a los meteoritos Y ha comido más rencor condimentado con nostalgia Busca sus huevos extraviados y empuja con quelíceros de fuego Una pelota de excrementos amaestrados Aún recuerda el sol en su exoesqueleto negro Y entre sus branquias filtra el mundo para degustar la libertad Cuando se vuelve escualo cree que todo el mar es de sus lágrimas Cuando se vuelve iguana sabe echar clavados a la noche Ciego y torpe, su sonar le contradice Murciélago infinito o delfín que rasga el himen Carcharocles tímido ante la mirada de las orcas Ácaro dispuesto al paraíso entre las piernas A veces canta como los nematodos en cloaca Después de saberse hediondos fuera del nítido intestino A veces calla como las nauyacas sobrias Congeladas al saberse jugo, carne y maravilla Sabe de tristezas cefalópodas y atisba feromonas enclaustradas A veces muda, a veces masca y en ocasiones siempre es larva Le pica la perla entre sus valvas y mosquea Como efímera vive unas horas Como tortuga desespera los minutos Como poeta es ciervo, búfalo y proteo Funde sus alas, y tiembla cuando brilla el nematocisto Ruge, en la siringe evoluciona llantos Y se burla del trasero rosa, de tenazas cortas y de coágulos serenos Hiberna bajo cohetes Y despierta en los desiertos que lastiman astros Vomita miel de pronto y esclaviza hongos con fruición y frío Desova limpiamente en madrigueras sordas Y se enrosca saboreando el infinito A veces lo cazan con triviales balas, Intentan sojuzgarle con lancetas frígidas Las redes de ignorancia y fastidio le trasponen Y en zoológicos pequeños le detectan Con becas intentan amaestrarle Con besos falsos de musas decadentes Cortan sus alas y su lengua como afrodisíaco venden Fenotípicamente Se parece a un simio idiota (cómo los que plagan a la tierra) Pero acércate y verás entre costillas Un estruendo poderoso y pánico Una llama dulce y álgida que aún palpita Porque recuerda ser cósmico zooplancton Y ve más allá, con sus diez mil ojos de libélula Con sus córneas de ráfaga guanina Y su conciencia se despierta Esa es su maldición y su grandeza Ser un animal Sagrado y lúcido Una flor irrigada de mujer se ha cruzado en mi vida de una forma que el único remedio ahora es fingir un relámpago en el mar o de plano asirme a un desesperado, hipócrita razonamiento lógico que intentará desgastar toda ilusión. Sus ojos como platos de oro han firmado mi memoria Y ahí voy otra vez, con la necia impronta de enamorarme siempre, siempre Y siempre llego tarde con la tormenta sutil del tiempo ajeno Ni una palabra a ella, me dicta el sentimiento, protección Protégela de tu veneno, de tu maldición, de tus palabras Y camino a ver si puedo traducir un trino del gorrión cansado Mientras una miel espesa y muy profunda perturba mi sentido del olfato. TRES ROSTROS DE LA DIOSA I Naturaleza Te amo con terror y a gritos Mudos, pides mis moléculas, me ganas. Sacerdote tuyo, adorador famélico, me embriago de misterio y no te aprehendo Diosa de ondas que llueven desde abajo y Gotean peces a tu espejo cielo Te me escapas lúbrica y serena Pues tu esencia está más allá de los fotones gas No, el color es más que espectro de partículas La materia es más que sólo órbitas eléctricas. La vida no es sólo química y azúcar plasma, hormona o verde pátina Hay más, debe de haber más Un fantasma inalcanzable detrás del cromosoma Un hada vermiforme que activa enlaces covalentes Las palabras son inútiles....volátiles No es un espíritu, azar, dios o caos Debe haber más Un perfume inmaterial como la huella de mujer ardiente en el viento ¡Ah! La ciencia es vana El arte falso Busco sin saber donde buscar Encuentro y falta, encuentro y no le alcanzo Naturaleza ¿Eres espejismo de mi alma o un cataclismo rudo y muerto? Gritos, Gritos, Grito en el intento De apagar estrellas con aullidos Desesperado y loco pues existes sin saber que te amo siendo inteligencia indiferente y sorda ¡Ante el polvo que sangra y que me nombra! II Mira Iaci, diosa de la luna amazónica, como vengo a besar tus senos de tierra fresca Vengo a posar mi mano en tu virginal entrega de Coccoloba, que forma un corazón verde y me anima a llorar pasión en estos rayones de agua, infúndeme valor para seguir con esta vida ampárame en los troncos del Sama-uma ; que existiré en tu contemplación magna, adorando cada molécula de clorofila, cada artejo de oro conviérteme en la Morpho de metal azul que se lleva el alma de los niños soy un niño y mi juego es serio, tan serio que lo traigo entero, entre la aorta Arinha es la nutria y su ladrido arayakaná naidé Ella me enseñó que el arayakaná naidé es la Poesía misma y desde ahora ladro y ladro ponderando tu grandeza, tu divinidad conformadora de caos lumbre celular desde el Sapota de 40 metros con sus hojas lobuladas y lojordas cayendo en racimo elevando mi espíritu amándote con amor purificado de larvas candirú que se meten en la uretra Mira, Diosa, siente mis sentidos inflamados los gritos y la marabunta, los palacios de termitas y la verdad en los ojos de la iguana. Siempre clamaré tus brazos fluidos, predicaré el evangelio de la libertad selvática Porque eres música de alas, música de aires, música de reptilianos goces lluevan arañas por siglos, nieve octópoda desde el plumaje azul del papagayo. Iaci, desde tu luar te evoco y me despierto. III En Peñascos puntiagudos Te rompes Mar Paisaje, ébano nocturno monolítico Te rompes Mar Océano de Furia y trampa, Fuego Azul Supernova líquida, cada ola es cosmos indomable Bebo tu fuerza con ojos fascinados por la sal que aúlla Te levantas titánico y en bíceps náuticos golpeas la isla La inundas, desprendes tus espumas que forman una crema lánguida y sonora el viento te desprende en copos la mañana sorprende al arcoiris justo donde la roca duele la azotas la bañas de pánico flagelas cristales con látigos ícticos no satisfechas, tus olas cargan contra ellas mismas y a contraviento se abordan como corsarios de blancas arterias Aquí no cabe lo pequeño Esto es un martillo de Gigantes Aplastando un yunque impenetrable Energía de Evos contenida El pavor en el Espasmo aquel Cuando el albo puño de Sol, Agua, Viento y Roca se desgrana en mil átomos violencia hacia cielos mudos Sinfonía horrísona y eterna. Nos han enseñado que el arco iris es cuestión de inmadurez Nos han enseñado que matar es el verbo más glorioso Nos han enseñado que las armas son sagradas, venerables Nos han enseñado que ‘infantil’ es ser iluso, tonto. Nos han enseñado a creer en el poder y no en el agua Convoco a la música al canto de las células para que los ojos sirvan se olviden de una educación a base de terrores Si recordásemos el beso La grave oleada de una voz en las estrellas La clara noche De nuevo a los juguetes y a la fruta Convoco a los oídos y la piel Al espasmo de las diosas en el lecho Al licuado con azúcar y un amanecer No son palabras, son representaciones de la magia De un placer inmaculado que subyace en la materia y da espíritu contralto Caminar por la arena Zambullirse entre una ola y otra Convoco al amor Sé que difícil leer poemas cuando se busca un pan en la basura Cuando el cadáver fresco, humea en nuestras narices Cuando las balas valen y los soldados se reclutan Pero es la cobardía la que nos mata La cobardía del camino por la sangre Del odio facilísimo El alimento está en la tierra En bañarse un poquito en el olvido Cerrar heridas es cuestión de atrincherarnos en un color y negar siempre, siempre esa educación nefasta que nos dieron Convoco a matar nuestros adultos Y emerger como niños, nuevamente. Convoco al arco iris. Evangelio del Amazonas Manaus 2003 ¡Ah! Si entendieran sus cantos de colores traduciría la clorofila al castellano los trinos más hermosos de la jungla el poder de las ramas sobre el río. Entenderían sus pasiones, las guerras heroicas selectivas el candor suspendido en la bromelia todo honor de hormigas épicas tronando su poder contra termitas Dime, Selva, las campanas silentes que tu atardecer provoca Lléname de Verbos porque el vuelo del Gavión tiene algo escrito criptogramas en el humus Si pudiera traducir la epifanía cada flujo, cada roca poseída por el agua los susurros ventisqueros del calor la canción fermentada el charco la esmeralda de la tierra Dime, Selva, para que le diga al hombre porque el hombre aniquiló a los Hombres que sabían Hazme regresar a la mentira del plástico las bestias digitales encerradas en lámina y acero para hablarles de las lianas fulgor opiáceo en la pupila del caimán para hablarles del rugido de los gatos de oro y la única pasión serena en la fructuosa Inunda, Amazonas, las ciudades, lava la soberbia de los pueblos tira rascacielos, hunde tanques; cazabombarderos convierte a la Tierra en Selva edifica árbol sobre árbol y hormigueros para que felices naden los murciélagos déjame aprender tus letras de genoma y proteína Selva, enséñame, háblame, tómame y te predicaré humilde entre los dioses de pelo y pétalo y poema y te nombraré orgulloso entre canallas de tela, celulares y automóviles en la sala abarrotada. Pocos pujan. Otros ríen. Mejor invertir en lo siguiente: Una prostituta encadenada. ¿Quién desea la testa sumergida en formol al 10%? Un cerebro retrasado que hizo infeliz a un hombre oscuro. Lo desquició con cantos, risa vana y tanto asombro como polvos de hada. Un loco recogió aves muertas Y en su pecho las guardaba…les lloraba. Voló en ahogos, no alcanzó el cielo en sus aullidos. Además le afea el hoyo de una bala y su rostro es triste como feto herido. Nadie quiso la cabeza del poeta. Terminó en el bote, junto al libro deshojado y una mariposa seca. Amanece no por la gravitación (Eso es secundario) Sino por tu voz Que despierta mi alborada.
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