Miguel Reinoso LAS COMISURAS DE LA VOZ Los primeros alimentos, leches vastas en las comisuras de la voz. Lo que entró por los ojos pan ebrio, carne del idioma, grasas que sólo algunos consumen entró en verdad por la boca oceánica del verso, circular continente que se mueve en su propio juego de espejos. Ni la palabra astro, ni la voz del trigo darán el verso del festín, cena de los inicios sino llevan la fruta ya dada, porque el pan sólo es nuestro si lo damos. Por la boca entran los alimentos del verso
Ajorcas
1 Voz esta ajorca, perla de silencios que en luz te nombra: Rescatar reflejos de este día en la perla gris de la poesía. 2 Tarde de lluvia, la memoria conforma sus espirales: Sólo quien ve más allá de la lluvia sabe del tacto de tu voz en la sombra.
3 Llueve esta noche, me devela sus vías, su viejo enigma: La lluvia siempre pasa en otro tiempo donde la ausencia es cuerpo de tu nombre. 4 Sólo murmullos, voz de lluvia en la noche dice tu nombre: Es mar, de nieve las pasiones, llama blanca esta voz que te evoca. 5 Vaso ceñido, amatista de voces, brisa del verso: Boca estricta de la noche que espera el agua de tu nombre. 6 Tiempo vano, azogue sin sentido, árida arena: Sobre la ruina de arenas categóricas, venzo al eco cuando nombro tu silencio. 7 Fósforo del azar, incendio de palabras en las puertas del beso: Otra hoja era el silencio, sombra en luz de tu nombre. 8 Si digo tu nombre, copa vocal que ciñe el agua de tu estirpe, rompería corales, espirales formas de insinuarte. 9 Llenas mi voz de alientos, sol y ríos..., tu piel de luna: ¿Qué ruta encuentro entre alas que el mar del sur te nombra? 10 Espeto almendras: Voz, amatista y jade..., cuerpos del nombre. Ásaros del rosario que velo sin nombrarte.
ASTILLAS ALTERNAS
Uña inclinada, luna que en un chasquido es voz en llama. A lo largo de la avenida, árboles de lámpara blanca. Esta mañana, fuego breve de un nombre: Mar de luna. Fraternidad de oscuras frondas velan la misma uña de luz. Cuerpo del nombre y súbita escritura: Firma entre ramas. Hoja encendida al blanco vivo: Mi voz es sombra y aceite. Si te nombras diente de luz, espiga de luna o ceniza del pan; con estas mínimas astillas me estás nombrando también.
VOZ LA VOZ Oigo mi voz aquí desnuda Ella se nombra se yergue Soy paso fugaz y sombra emblema de luna y espiga Mientras yo voy con signos anticipados en la calle resuenan los pasos lo que está por venir En el cristal del agua voz de naipe y de vísceras no es mía esta voz líneas caligrafías del enigma piedras del saber no es mío este rostro que me mira: lo que siembre lo que diga no lo ha dicho el caracol de boca alguna El instante es pregunta lectura de monedas y caligrafías La memoria niebla boca abierta es cera que no llora sus espinas respuesta al incendio de platas y manzanas Poemas como olas o frágiles hojas en mis manos de hombre Avanzamos hacia la forma que nos complementa palabra que no hemos dicho ni diremos: Alzo mi mano para asir la suya y sólo toco el espejo: Poema que al decirlo siempre cambia y en cada boca recomienza.
OTRO ROSTRO LA VOZ Tengo la mirada abierta luna entregada al azar de unas monedas Estoy en otro espacio barandas del tiempo Ella en lo suyo torre de harina y luna claustro y mármol del silencio a otro hombre mira en mi rostro En el instante se impone sola en la rutina de la hora hilandera de mantos y costumbres; ella sólo es por sus ojos que aman La otra su doble la sangre ajena tímidamente entre espejos oculta como voz interna suave aceite de noche y sus consejos es aún más real piedra viva ofrecida en las fraguas de la mano de quien orfebre inserta ojarcas Más viva pues ama alternadamente la flor de mis vértigos en el agua espejo de mi soledad LA BOCA DEL AGUA Se llueve de noche sobre cristales que miro espejadas figuras de mi rostro ajeno y cierto sombras de nombres negadas por el agua afuera como hijos en las zarzas de la lluvia como elementos venidos a menos en las categóricas zarzas de la lluvia Nada nos decimos como espinos en los ojos zarza del agua se llora sobre vidrios sigue la pregunta sobre el pan de nuestro cuerpo La uña en vela de nuestra desvelo
Nada pasa ni agua es en los cristales ni grito de vidrio en la boca del agua. |
Miguel Reinoso Nace en Guadalajara, el 8 de abril de 1957. Recibió los Premios Nacionales de Literatura Alí Chumacero (1998) por el libro Telubrio y el Premio de Poesía Tijuana (2002) por El hombre de los farosFue becario del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (CECA) por el libro La historia verídica de tu cuerpo (2007), poemario que lo llevó a visitar tierras cubanas, travesía abordada por la revista Proceso y el diario Público. Es egresado de la Maestría en Literaturas del Siglo XX por la Universidad de Guadalajara (2006). Se desempeña como asesor de fundamentación teórica en la Maestría en Educación con Intervención en la Práctica Educativa y maestro en lengua española en la Universidad de Guadalajara. Ha sido maestro a nivel primaria y secundaria, profesor de literatura y taller de expresión escrita y creación literaria en la preparatoria 5 y 7; asesor en Comunicación Escrita, en el Iteso. Escribe para el suplemento cultural “El Tapatío Cultural” del diario El Informador. |
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