(selección) Rafael Villegas
Sentí que lo que escogía ver era
tan revelador como tratar de expresar algo a través de fotografiarme a mi mismo o a un actor. Pensé en el paisaje como en una visión externa de lo interno. Peter Campus, Before this moment Si te fijaras bien verías que por todos lados, donde menos se sospecha, hay imágenes que copian todos tus movimientos. Julio Cortázar, Rayuela knizak / 70-71 cruz de mujer a la izquierda / la arena seca y mortuoria ha conocido las desgracias de la voz acelerada, la que no escucha, la del profeta / se ha partido un brazo de madera y la mujer más cercana se ha vuelto una prótesis / el crucificado clavará sus muñecas en las nalgas de la mujer boca abajo, tragatierra / la mujer lenguada leyó bien felatio mejicana: aceite sin sangre ni semen, aceite de un costado íntimo, desconocido para los ojos militares / mujer-cruz bajo el sol; cruz liviana de pies duros. penone / 88 esto no es un tronco, más bien parece un tornillo, de esos que la madre naturaleza hace cuando está borracha / anoche, hoy, fue un día graduado con violencia alucinante / increíble de colores: verdes desobedientes, malcriados por la oscuridad / aquí huele a hojas secas muertas, vivas, muertas, pulmones dorados, muertos, dorados / un popote reta a newton: a que si sube / la tierra alcanza los labios, los aprieta, hace tierra-polvo / completo cae a través del popote, tobogación torcida, árbol atornillado / insisto, esto no es un tronco, más bien parece un tornillo. doherty / 93 Si jo ara baixés? Mai no et sabria els ulls... Joan Salvat-Papasseit tienes miedo a ir muy rápido / tienes miedo de pasar junto a ella, de no verla despeinándole las ansias / ella roja, tú azul / coincidencias a la potencia más extraña / avanzar en el umbral, desear entrar, que entre / entiendo su proyección, la entiendo pues eres tú mismo hace días, hace apenas unas horas / alteridad vengativa: eres lo que la mujeragujerosmiel era, siempre lo fuiste, por eso escapabas / reconociste la oportunidad de la cacofonía, de hablar mientras hablaba, de negarla en las reuniones, de clavar los dedos en su ombligo como espadas huesudas, descarnadas, malbaratadas en rebaja de mueblerías bertha, el gallo, la generala, américa, ek(g)ar degas, salto del perdón, salto del olvido, salto de la música indolora / una rana te mira: sus ojos grandes, abiertos como l’alma. / el miedo nunca ha sido miedo, sabes y dudas / hay retrasos, “sin pausa ni prisa” / controlas con una vara, látigo para ampliarte, palabras incomprensibles (incomprendidas) / estás listo / el regreso queda abierto / estás listo / sin miedo esperan los ojos, los corazones rotos / eres nuevo, todos los días nuevo / lo nuevo, por ahora, es del color del pasto / ella es verde, mujerverdetriste / ¿podrías caer en sus ojos? / es posible coordinar las paralelas: te invito a soñar dos perpendiculares entre nosotros / nosotros: Yo-Tú, palabra primordial, antes que la noche y lo oscuro y los búhos y los monstruos y toda las cosas carentes de amplitud retinal. p / d / 1: ¿y qué más? / ¿y qué más? / ¿y qué más? / ¿y... p / d / 2: ¿quién tiene el cabello más largo? / ¿quién... p / d / 3: mis ojos, mis ojos, oscuros, oscuros / mis... p / d / 4: tus ojos, tus ojos, verdes, verdes / tus... p / d / 5: nadie sabe / nadie sabe / nadie sabe. / nadie... p / d / 6: aquí te besé / aquí te besé / aquí te besé / aquí... close / 71-74 he deseado ser viejo y borroso / mis fotografías son hechas en movimiento voluntario / nunca salen mis ojos, azules, de niño rubio / la barba en primer plano / zoom / la barba en segundo plano/ zoom / la barba pelirroja con el sol a cuestas / he odiado al sol que traigo a mis espaldas y confunde mi frente, sudada y citadina / los seis millones se burlan del medio millón: es la inseguridad provocada por el monstruo expansivo de los treinta millones en la bolsa gris / zoom / zoom / zoom / soy una mancha pequeñísima / soy joven / mis ojos son oscuros; el sol está manchado. wodiczko / 85 cásate conmigo con la venia de un pastor digital proyectado en la pared / eres delgada (seguramente delgada), por eso no encontraré anillo para tu cintura rebelde, erosionada por mi lengua / te mostraré el palacio de unos días que vendrán / sí, aquí los recibiremos con galletitas duras y atole estúpido / besarás mis ojos para decirme que dejemos de comer, que estamos engordando, que no habrá manera de encontrar cinturones de lana anfibia / malo, diré yo, malo, malo / por eso el pastor era digital, por eso no hubo anillo para tu cintura rebelde: se suponía que viviríamos en una laptop y que un niño japonés nos alimentaría para siempre, como si fuéramos una pareja hermosa de tamagochis. saint phalle / 85 voy a morir ante la guadaña colorada de una mujer dorada y obesa / por suerte, la mujer es de papel, luminosa en agujeros que puedo explorar con mano emancipada / no me di cuenta del color de mi escultura vital / dejo el negro y no lo extraño / ese rincón sin orejas, ni burros; sin rebuznos, ni piensos / llega el tiempo de bajar la pirámide sobre la tapadera de un bote de pintura / me ha gustado escalar cuando los demás se lanzan / cuando alcance la cima las ojeras de los niños les taparán los ojos, ahogando, primero, las pestañas / los niños comienzan el ascenso cuando ya no tienen energías para amar las guadañas / abriré la boca para tragar la altura, ese aire lento / abriré los brazos de la inteligencia, de eso que se llama abarcar el mundo de las sombras encendiéndoles un foco sin permiso / tronarán las tierras, las ideas, las respuestas, las plantas subnormales y caníbales / resbaladero: camino más perfecto a la diferencia extrema / ya no puedo ser más yo / tal vez pueda ser tú… o tú / te veré subir, huyendo sin muchas ganas del lance final / yo estoy acá abajo, tal vez me lances un beso desde una pirámide que ya no entiendo / ruinas, carne, ruinas / carne, piel, tusganasdeirte / ya estuve ahí, yéndome, flotando / he alcanzado la cima, ya lo dije / mataré a oliveira, lo veré cortado en pedacitos por la guadaña colorada de una mujer dorada, hermosa, obesa. si da / one Años atrás (mientras esperan mi cara) los sacerdotes me contaron, casi ajenos a las palabras, que a San Antonio lo habían martirizado. Usando hilo, clavo y un gel de marca erótica lo prepararon a sufrir. San Antonio, especialista en gritar pozos y llenarlos con tierra que ya nadie quiere ni siembra, decidió morirse antes del martirio. Así me lo contaron: un hilo colgante, minúsculo final de su nariz, pendía más allá de la escena; San Antonio gritaba y hacia pozos que, es de lamentar, nunca llenó de tierra. si da / seven Luzbel cayó como un ángel; su esposo, infinitamente ajeno al cielo, no encontró el atajo preciso para llegar a lo bajo de lo bajo. El velorio y la galletitas con cafecito se anticiparon al viaje a Cuba. Allá, en la guagua sin retorno, encontrarían los años anticipados por la memoria. Treinta años. Treinta años y Cuba más allá de Veracruz. Las cosas pasan para Luzbel como la sangre inoportuna. Es importante (a veces) dejar la comida al aire libre, pero no cuando las moscas se dirigen al panteón. Luzbel es narradora de cuentos hermosos. Es sabido que en sus historias los esposos van a Cuba y cruzan el mar de regreso. De regreso a Cuba. Luzbel intuye la ausencia: diez cajas de galletitas y más azúcar para el café, porfis, ¿cómo se dio el milagro de la multiplicación? Las respuestas huyen a las caídas. Luzbel cayó como un ángel. si da / eight Fray Junípero Serra, hincado junto a su catre, cuenta los pasos entre el convento y un mapa por descubrir. La oración ha sido, junto al mar, el concepto más cercano al amor que no confiesa. Prefiere amarrarse a la oscuridad, cerrar las puertas para que la mañana no se acerque a San Blas. No, mejor cerrar los ojos, tomar un machete y acabar con el zacate y la cruz de ceniza. Guardar polvo, semillas y una araña bajo su capa. Repoblar la península dorada desde el Ararat. Matar, de un solo golpe, la desnudez del seno. Cortar el seno desde el confesionario. No habrá, no cabrá, no saldrá. No. Antes, el sueño, como siempre, es el vencedor de la fe. La fe también duerme, aunque no sueña dormida. lichtenstein / 65 Ella es la culpable, señor policía: mi corbata en su cabello la delata, es la prueba fehaciente del crimen. Ella debió pensar que mi corbata sería la diadema perfecta para disimular su cabellera rubia perfecta. No se deje engañar por sus ojos, señor policía, señor autoridad, esa mirada de presa inconfesable no dice todo lo que esconden las diademas de su cómoda. Ella fue, señor policía, ella fue, no hay duda de eso. No sabe lo feliz que estoy, después de una vida, o dos (no recuerdo bien), de perseguirla: aquí está, asustada detrás de un cristal antitransparencias, escribiendo su nombre en esa placa horrible que cubre sus senos. Y es que nunca he visto sus senos, señor policía, lo confieso. nitsch / 84 ¿De qué tenemos la culpa? La res decidió crucificarse sola. Nadie la obligó a ponerse boca abajo, nadie lo hizo, todos la vimos. Necia, necia res creyente de sí misma. Las tripas nos mancharon a todos, ella lo sabía, lo hizo adrede. Ayer visitamos una lavandería, fuimos capaces de poner los calcetines coloridos como salvavidas al lado de las camisetas blancas paralíticas. Fuimos capaces, fuimos grandes. Esa res siempre se creyó algo especial. Por eso le gustaba torturarse. Le gustaba decirnos que estábamos sucios, no como ella. Nunca le creímos. Por eso se crucificó, elevándose sobre nosotros, deshaciéndose de sus tripas oscuras, regalándonos la hediondez que siempre barnizaba con mugidos de dulzura paraboleante. Siempre tan linda, tan tierna, siempre tan méndiga, tan, tan, tan... tan res. |
Rafael Villegas Estos textos son una selección del libro ganador del Premio Nacional de Poesía Amado Nervo 2005; editado en 2006 por CONACULTA, la Universidad Autónoma de Nayarit y el Gobierno del Estado de Nayarit. |
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