II LA CIUDAD En el segundo día, Dios levantó la mano y construyó, a manera de hardwere un nivel saturado por ciudades y ruinas en ellas, los hombres, minúsculos, pequeños, sus familias encenderían sus vidas tras los muros y construirán ahí su purgatorio, infierno o paraíso día a día ANTROS Hueles los lienzos húmedos, tus ácidos. Eso queda de ti. Un espesor viviente. Antonio Gamoneda La ciudad reverbera en tus ojos de estaño. Un largo río de autos se traga la avenida. Es sábado en la noche y la distancia entre el humo y la náusea se disuelve. Conduces entre esquirlas apretadas, semáforos que estallan a tu paso, tiendas y reflectores, escaparates que perdieron la luz de la mañana y todo lo devoran. Giras y el mundo es una boca en risas, contoneos, relaciones, niveles, restaurantes ; antros y recompensas y castigos ; pronunciación difícil y estómagos cociendo sus agruras. Te sumerges en túneles sin rostro, en pasajes hendidos entre aceite y el suave resplandor de los hollines que exhalan los metales de los autos. Zumbas en los viaductos, sorteas negras figuras, motocicletas roncas, banquetas de concreto, construcciones de lámina, edificios de humo, como si condujeras embriagado. El aire, fuera de tu automóvil, es una mezcla pegajosa y cálida. Tú escuchas el gerundio de la radio, la voz del locutor despabilándose ; la dulce raspadura de las llantas sobre los pavimentos reposados, el golpeteo del tiempo sobre tu parabrisas, el chasquido de luna al encender la lámina del cofre. Tu máquina magnífica responde al mínimo impulso de tus nervios ; las dos gargantas Ford beben su gasolina ; el volante en tus manos dirige el balanceo, la ondulación perfecta entre las curvas. Tú enciendes un cigarro, modificas el clima y valoras el ronroneo perfecto de la nave. Llegas al fin al antro que buscabas. Estacionas el carro. Te miras otra vez ante el espejo. Observas que tu ojo ha enrojecido. Lo tallas otra vez, pones la gota y luego te levantas. Caminas hacia el bar atiborrado y el guardián que lleva el walky-talky reconoce tu sombra que viene hacia la puerta, y te permite entrar entre la chusma. Adentro todo es negro y vibra. Todo es verde y tiembla. Todo es rojo y suena. Tu corazón se expande entre perfumes ; tu latido se pierde bajo el golpe del ritmo siempre trance. Miras dientes y ojos brillar bajo la luz violeta, cuerpos que se disuelven en la bruma y aparecen de nuevo entre las llamas, figuras femeninas que sólo en el momento son posibles, siluetas que la noche desmenuza entre la espuma plástica del sitio, seres de carne y tiempo enmascarados; manos que van en busca de sus bosques, bocas de otras más tibias humedades. La soledad se cierra en la jaula del pecho y el brillo enciende reflectores y pájaros nocturnos :la vida : la vida se disuelve en la pastilla que acaricia tu lengua. Alzas las manos. Danzas. No sabes si este puño de imágenes de plata se agita en las pantallas de la disco o se inquieta en el fondo de tu cráneo. Da igual. Sólo en esta caverna es posible resistir. A tu lado se desplazan las sombras de la vida, las imágenes que te dicen que algo existe afuera. Tú, el sobreviviente, una vez más cumples con tu tributo a los antiguos dioses que una vez te olvidaron. Desde algún hueco alguien te mira Mientras alzas tus brazos hacia el cielo y borras de tu mente cualquier signo, en el sonar de la música electrónica. Sólo después de horas logras ver, atrás del ruido levantarse el tedio, el cansancio constante de la vida; una avalancha de segundos muertos que se han acumulado en tus entrañas. La luz no te permite ver la sombra que sin tú pretenderlo vas cargando. La mañana se acerca. Te rodea. Terminator te buscará temprano nuevamente. EL AUTOR, AL AMANECER, ENTIENDE QUE CON ÉL VA TERMINATOR Amarrado al asiento de este auto, navegamos Entre el alcohol urbano y la bruna del alba La ciudad es mar tranquilo después de la tormenta Una niebla luminosa desbaratada en la noche Las palabras ahora son mucílago blanco Polvo de plata que escapa de los labios Golpeamos nuestras tuercas, Terminator, encendemos Pantallas interiores, y el espacio Se abre ante nosotros y nos deja volar Como globos lanzados a la altura Que revientan de pronto en un chispazo ......... : El diario matutino ha tomado las calles Sus titulares son, otra vez, extraños : El suicidio de una niña de doce : Una ventana rota por el puño de un hombre que se muere En un rincón del auto accidentado : En Irak, una familia cae ante las bombas : En México, el gobierno de Fox subasta la nación otros dos años ............ Nosotros somos sólo personajes Los hilos que dirigen nuestras manos Son movidos por actores más diestros Que juegan Play Station con nosotros Y arman el esqueleto que nos mueve. Ni nosotros ni tú, amigo Terminator, Señor Muerte somos aquí los amos. Semejantes a ti, hombre metálico, cargamos : Un hilo destejido de nostalgia Un golpe alcoholizado entre las horas Un caldo de Indianilla en la mañana Y pastillas de sol y de eficiencia una vez Y otra vez Y otra vez Y otra El reloj ya no encuentra sus caminos La oficina ha sido devastada Las calles están solas y la vida Se cierra como una flor de fango Sólo el amo del software o un gran jacker Pueden ahora salvarnos de este Juego Detener este instante en el que estás, tú lector, Con este libro oscuro en tus manos Leyendo estas palabras suavemente Escuchando mi voz ahí, en tu oído Diciéndote que el mundo es una imagen Una red que te ata cada día.
EL AUTOR SE QUEJA ANTE TERMINATOR, Todo en vano Ni siquiera exprimiste alguna frase o buscaste una sombra entre las ruinas esperé (inútilmente) que brillara alguna esquirla en ti, alguna soldadura para hacerla girar y después de eso dejar que me asesines sin decir más que la última palabra.. Pero ni tú ni yo pudimos encontrar las lámparas de cobre hundidas en los párpados ni el estropajo abierto en el cerebro. Somos ahora, al borde de esta mesa, dos que lanzan sus sueños contra el suelo contra la negra mano de la tierra que no recibe ya la figura del sol porque este sol Ahora-- este sol que buscamos y esperamos nos confirma, otra vez, que ya no hay sueños y que la vida ya no nos permite reconstruir en secreto la esperanza. III LA PANTALLA Dios tuvo compasión del hombre el tercer día y decidió modificarlo a semejanza suya. Le entregó, para ello, el secreto de la pantalla : la vida que se bebe otras vidas : la posibilidad del Juego dirigido, de la navegación infinita, : el poder de construir otro universo en el espacio que abre el contacto virtual, en el cerebro. PASOS SOBRE LAS RUINAS ¿Qué llenará mis ojos, al abrirlos desde el fondo del miedo; de qué trémula boca salió la lengua que me lame? Rubén Bonifaz Nuño Era un canto perfecto y la mirada abierta hasta la sima Y de esto nada queda, la niebla difuminó ya ese horizonte : el olvido. Nada se guarda para siempre. Nuestros pasos transcurren sobre ruinas que se empeña en ser de nuevo templos. Miramos adelante y nuestros ojos se vacían ; hacia el pasado el mundo ha descendido ; sólo queda el puñado de fechas que plasmamos una y otra vez en el currículum, una sonrisa azul, cuatro palabras, un beso en especial, cinco canciones resguardadas y la ilusión de ser ahora, como antes, este mismo nosotros que mostramos : lo único que queda en nuestro archivo. Pero en concreto nada la niebla no está afuera y nos protege sino que surge adentro de nosotros se desplaza por cauces del cerebro; cierra puertas que van a los instantes decisivos; nos obliga a mentir sin pretenderlo, a inventarnos de nuevo cada mañana, a repetir los ritos cotidianos para creer que somos aún aquellos que perdimos ayer en una esquina. No hay perlas en las manos, ni relojes. Tocamos solamente desperdicios, Terminator, tú no has venido aquí ni yo te hablo. Es un hilo de voz el que nos nombra, el que nos teje aquí, pero no es nuestro. Es una voz que surge del abismo y asciende como el polvo para cristalizarse al fin en el nivel mas bajo del Nintendo. Y aquí estamos ahora, sin saber asomando de nuevo a la pantalla, actuando para ojos que no vemos. Moviendo nuestros cuerpos hechizados (como el de Mario Bros) y respondiendo al golpe de un teclado que es ajeno a nosotros, Terminator. La cuestión es hallar qué hay en el fondo. Qué persiste cuando la niebla vence; qué queda de la luz en nuestras manos, de este latido que inexplicablemente ocurre, del golpe de amor que nos construye, del tiempo que agoniza en la garganta. Si todo cae en el confín del tiempo qué podemos dejar para nosotros UNA SUPLANTACIÓN (YA REFERIDA) Tú quisiste querer esto que eres pero alguien puso en ti fibras y alambres, te destrozó un conducto, un microchip y dejó descompuestas tus pantallas. Alguien tomó tu voz y tu lugar y en tu lugar se mueve, ríe y habla. Alguien abrió tu cuerpo y tu memoria y te sacó tus cosas a la calle. Tú quisieras correr y ya no puedes. Esperas en silencio que algo ocurra pero ya tu película se acaba. Y mientras tanto estiras los minutos y buceas en el fondo de ti mismo para encontrar aquel primer recuerdo que te explique, quizá, por qué prosigues por qué no estás muriendo, como esperas por qué crecen canciones en tus manos. PREGUNTAS VIRTUALES ¿Qué escritura te rige, Terminator? ¿Y qué me rige a mí? ¿Qué me ha arrojado a este momento ahora, aquí, contigo, mientras en el silencio tus lentes interiores y tus cámaras filman los movimientos de mi mano? Qué programa realizas, Terminator, qué obturador preciso transfiere mis latidos y funciones a tu fuente de datos para que deconstruya mi esqueleto las coordenadas rotas de mis músculos la vejez que me asecha desde el fondo del espejo de luz que ahora está roto Qué programa realizas, hombre de uranio para acercarte a mí y ver mi vida prendida del chispazo de tus manos, de tus suaves y rápidos relámpagos y te diga quién soy cuál es la dosis que apagaría al instante mis neuronas ¿Al fin me has encontrado, señor muerte? crucificado estoy entre horizontes asido apenas a un puñado de letras que ahora arrojo hacia tu rostro terco en espera del salmo que sepa contener la catarata. En tu torso de hielo arde tu arma y en tu mirada mísiles de la nieve silicones, titanio, fibras microinfimas, membranas pretejidas, conjuntivas acéfalas. ¿Al fin has encontrado tu reflejo? ¿Mi rostro es el tornillo que buscabas? desfigurado yo y tú vacío bebamos esta copa y terminemos. El hilo de la voz nunca amanece después de que la muerte lo ha besado ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA LUZ , La luz (bien que lo sabes,) no es sólo una palabra que nos hiere una mata que crece entre visiones y se encuentra una noche en una copa. Metáfora de sí, creemos, ciegos, que nos llama desde el centro de una vela pero, ingenuos que somos, la luz siempre está aquí, iluminando. Ahora mismo cae sobre las escrituras en este pliego te revela la forma sobre el fondo un contorno sobre un horizonte o las letras que lees en esta página. Y es también esta luz --algún reflejo suyo-- lo que en tu frente brilla casi humana como si fueras tú éste mismo yo debajo de ese rostro que te cubre Tu cara de metal, firme y desnuda nos refleja a nosotros, como espejo La Luna es real, supongo. Balanceas tu cabeza. Tu mirada de acero se desliza para enfriar el cuchillo de este encuentro. Por un momento miras esa gota de miel que brilla sobre la mesa de billar del cielo y me escucho decirte: “Es la luna, Terminator, que comienza a morir como un cigarro, y viene a agonizar, hecha ceniza, en el vidrio sellado de tus gafas”. “La luna que construye cada noche la piel de la mujer y que humedece el agua mercurial en que se mueve”, te digo. Pero no lo comprendes porque allá, (en el fino entramado de tus redes internas, de tus chips, tus megas y tus gigas en el microuniverso en que se mueve tu alma), la humedad y el amor son dos palabras que aprendiste a olvidar :para vivir, para vencer al otro, para no recordar lo que has perdido o aquello que jamás has encontrado. “Él” Trazó los planos del complejo organismo que tú habitas elaboró los hilos de tu esquema modeló tus programas y tus genes, formados por impulsos electrónicos. y te lanzó a rodar, sin preguntarte como un experimento cibernético sin que sepas las claves del milagro sembró en tu corazón de hoja de lata la palabra “Matar” y tú respondes Silencio Terminator, es lo único que queda para ti fluyendo por los cables de tu cuerpo. La pantalla apenas te refleja en el juego, las teclas no te han favorecido hasta ahora |
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