LA PATRIA DE TABLAS
Y atravesado entre los muros de las aguas
primero se vio un país de tablas


Raúl Zurita

LA PATRIA DE TABLAS


Que sea entonces una nueva patria
lloramos... y los ríos entraban en el
mar recortándose frente a esas tablas



Que sea así entonces gritábamos mientras las abiertas
aguas se despejaban mostrando las vistas de un largo
maderamen levantándose entre los murallones del océano
desnudo entero clavado emergiendo frente a nosotros...

Y el mar dejó de ser el mar y el cielo el cielo

Y se invirtieron las cordilleras y sus cumbres
eran las raspadas puntas de esos listones

Y suspendidas en el aire las llanuras soplaban
colándose entre los maderos


Y donde todo fue ahora sólo eran las tablas de los paisajes
clavándose unos en otros igual que andamios que nos
entabicaran todo el cielo en los ojos cruzados de agua
arrugándose como nuestras mejillas en el frío de las olas

Y la muerte nos iba alzando y nuestras mejillas
parecían el caído cielo de esas empalizadas

Así se nos derrumbó el horizonte y su caída era
como los escombrados tabiques de los paisajes

Donde hasta las rajadas aguas gritaron mirando
los escombros de esas vistas


Cuando los ríos entraron por el desfiladero abierto del mar
y arrastrándonos nos mostraron el perfil de un país entero
de tablas cruzado entre los dos murallones del Pacífico
roto quebrado y atrás nuestras propias caras aradas de
lágrimas llamándonos desde esos listones mortuorias
prisioneras como vientos de sal azotados entre esas vistas

PRISIÓN TRES ÁLAMOS

-Los andamios de las costas-


Arrojados unos encima de otros, como
tablas, nos íbamos pidiendo perdón y
el dolor de nuestros propios tacos
clavándosenos recordaba que había
sido un sueño el otro mundo. Las
sacudidas del camión levantaban
oleadas de gritos y sin embargo, con
los brazos en la nuca, yo quería
todavía saber a quién cortaba, qué
cuerpo me había quedado debajo
cómo se llamaba el que gemía encima
de mí... de quién era el amor que se iba



Entonces recortándose desde el horizonte igual que un
palafito cubriendo el horizonte surgió ante la vista el
maderamen de Chile


Al fondo como un campamento de tablas alzándose
desde las costas hasta las empalizadas cordilleras
mohosas de viento cortándose al final del cielo


Entre los farellones del mar remarcado allá donde los
andamios del país que fue nuestro se elevaban piso por
piso hasta los parados tablones de los Andes mordido
machihembrado por la nieve Así se vio todo y las tablas
crujían barridas entre las olas cuarteadas llenas de
nudos como carabelas emergiendo tras las rompientes

PRISIÓN ISLA DAWSON

-Las enmaderadas vistas-


Nací bajo Pinochet, viví bajo
Pinochet, morí bajo Pinochet,
pero te amaba yo tanto que
hasta no me parecía tan malo




Como caseríos pegados así se clavaban una con otras
las enmaderadas vistas y sus alturas parecían postes
mirando


Donde la vieja vida se entrevió tras las rompientes
igual que una larga costa de madera azotándose en el
oleaje entarugada mostrándonos sus clavos


Cuando el tapiado horizonte se vio colgando entre los
dos paredes del mar mientras las orillas comenzaban a
desprenderse y era el mismo cielo el techo que se iba
hundiendo hasta ser él el silencio final de los caídos
pegados a esas tablas con los ojos aún abiertos igual
que crucificados mirando la mirada muerta del océano



PRISIÓN CHACABUCO

-La cruz de las olas-


Esa fue la patria, nos decíamos
y sus tablas parecían
extraviarnos entre sus sollozos



Más cerca aún como una basílica inconclusa empezaba
a distinguirse ahora el extendido andamiaje de esas
barracas


Desnudas cortándose entre las vigas donde los viejos
paisajes se volvían a iluminar igual que un espejismo
brumoso despejándose sobre esos tabiques


Donde ni siquiera los sueños volvieron pero sí todo el
dolor rompiendo las maderos hasta sacarles el alma en
sus crujidos y eran el mar nuestras almas azotando
las empalizadas del desierto de las cordilleras de las
resecas costas Allí viví gritábamos y era como si el
Pacífico nos subiera clavándonos a la cruz de sus olas

PRISIÓN BAQUEDANO

-Las empalizadas de los Andes-


Y el espejismo caía sobre Chile
como las grandes nieves muertas
sobre los andamios de los Andes



Entonces coronando las aguas bañados de espumas
se vio los Andes de madera


Elevándose desde las empalizadas costas igual que
columnas que se fuesen curvando hasta recortar el
techo que une las dos murallas del océano clavados
apareciendo entre las marejadas


Tajeados de frío emergiendo de las heladas aguas
como un espejismo que cubriera de nieves las grandes
estacas del horizonte Arriba están los Andes nos
gritaban las aladas rompientes y era el último sueño
hurgando en el palerío amarillento desplomado
como una nevisca muerta coronando esas cordilleras



PRISIÓN VILLA GRIMALDI

-Los envigados farellones-


Y cubriéndolo todo, la nieve de los
muertos caía sobre esas
tablas como firmamentos partidos




Como un atardecer así iban despuntando entonces los
paisajes envigados cubriendo las enmuralladas
aguas


Marchando hacia las tablas que el entramado de Chile
alzaba en el desfiladero del océano Así iban entrando
esas vistas agujereadas como si un llanto las empujara


Cuando las lágrimas se iban acumulando en el corredor
del Pacífico y eran las envigadas costas las que se izaban
contestándonos con nuestro propios cuerpos clavados
en sus maderones como si Chile fuese la cruz y nuestros
brazos el paralizado ruego de esos paisajes solitarios
alzando hasta un nuevo firmamento los quemados ojos

Raúl Zurita
(Santiago de Chile, 1950)

Ingeniero civil de formación, Raúl Zurita estudió en la Universidad de Francisco de Santa María en Valparaíso entre 1967 y 1973, año en que tras el golpe militar sufrió la represión y la cárcel. Sus primeras obras, Purgatorio (1979) y Anteparaíso (1982) son el fiel reflejo del desencanto que le produjeron estas vivencias.

Raúl Zurita se inició en la poesía durante su etapa universitaria colaborando con grupos de intelectuales de Viña del Mar. Su trayectoria, considerada casi marginal durante mucho tiempo, ha estado muy comprometida con el dolor humano y la presencia del paisaje chileno, desde el Pacífico o la cordillera de los Andes hasta el desierto de Atacama. En 1984 publica Canto a su amor desaparecido.

En 1994 publica La vida nueva, que es según él mismo afirma, “una salida de los infiernos”. Empieza a vincularse con la vida política durante el gobierno de Aylwin, cuando será agregado cultural en Roma, y con el triunfo de Ricardo Lagos en la campaña a la presidencia de la república publica sus Poemas militantes, lo que le comportará la crítica de una parte de las letras chilenas que le tacharon de poeta oficial.

Entre sus premios están: el Premio Pablo Neruda de poesía y el Pericle d’Oro de Calabria (Italia) y en 2000 el Nacional de Literatura de Chile.

También ha publicado ensayos y ha sido traducido a más de una decena de idiomas, el más reciente el hindi.

Su último poemario, INRI, salió a la luz en 2003.

Estos poemas son una selección que forma parte del poemario "LVN" que será publicado por Ediciones Monte Carmelo, en 2006.

   
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