B. Un tipo de autorretrato más simbólico, las primeras preocupaciones para el proceso de creación

En 1903 en Barcelona Picasso realiza La vida un cuadro original en su obra. Nos parece muy importante estudiar este cuadro en la perspectiva de la autorepresentación de principios de siglo ya que ilustra, por primera vez, la puesta en abismo del proceso de creación, elemento imprescindible para entender el término y el concepto de autorepresentación en la obra de Picasso. Además, ya explicamos en la introducción que no se puede poner límites tradicionales al ejercicio de la autorepresentación en la pintura de Picasso. Es lo que mostramos en este estudio. Se suele considerar La vida como el símbolo que indica el final de la "época Casagemas". Aquí, la muerte funciona como un estímulo, una toma de conciencia. En su etapa final, el cuadro no tiene nada que ver con la autorepresentación ya que el personaje central es el difunto Casagemas. Vamos a interesarnos primero en los esbozos, en los que el personaje principal es el propio Picasso antes de reemplazarle finalmente por el compañero Casagemas.

Entre las fuentes de este cuadro y de sus esbozos hemos encontrado una serie de autorretratos desnudos en posturas hieráticas. En 1902, Picasso viaja todavía entre París y Madrid. Los autorretratos de este año privilegian el desnudo. En La pareja, Picasso se representa desnudo al lado de una mujer que se oculta el rostro como si cometieron una falta. Se pinta de Adán, posible culpable cómplice del pecado carnal. Vemos este autorretrato en el anexo. Ilustra por la pintura, el ensimismamiento de la época. Poco tiempo después, realiza unos dibujos, autorretratos en posturas hieráticas, en los que el cuerpo es objeto de estudio en los que Picasso se convierte en su propio modelo. No es la primera vez que utiliza así su imagen. Para Palau i Fabre, el desnudo puede ser sinónimo de una voluntad de "purificación". La actitud hierática incita a pensar que buscaba representarse bajo los rasgos un modelo para un escultor o pintor. La pintura de Picasso es frecuentemente su propio tema de estudio, desarrollaremos en la síntesis una análisis sobre la figura del pintor considerado como protagonista genérico de la pintura. En estos dibujos, el cuerpo desnudo adopta posturas esculturales que podrían ser las de ídolos primitivos. En el Autorretrato con el brazo la postura de los brazos es muy interesante, uno alzado hacia arriba como para saludar con formalidad y el segundo, pegado al torso. Palau i Fabre explica que recuerda el hieratismo del arte egipcio.

En el segundo autorretrato que nos interesa, Autorretrato de pie realizado a la pluma, el modelo conserva la postura hierática pero el pintor insiste más en el tratamiento del rostro. Pintándose desnudo se representa en un estado original, primitivo, tal como vino al mundo.

Los estudios que acabamos de ver inspiraron sin duda los trabajos preparatorios a La vida. Hemos seleccionado dos, llamados Estudios para la vida pintados en Barcelona en mayo de 1903. En los esbozos de 1903, dos grupos temáticos están separados en el espacio por el elemento simbólico del caballete. En el primero, un hombre y una mujer, probablemente símbolo de la pareja inicial, se abraza. El personaje masculino tiene los rasgos fisiológicos de Picasso y apunta el dedo hacia arriba como en los dibujos hieráticos estudiados anteriormente. El cuadro que vemos sobre el caballete representa también una pareja en la misma postura. Del otro lado del caballete percibimos la silueta, esbozada o borrada, que podemos identificar como el artista que realizó el cuadro. En el segundo esbozo que analizamos, sólo queda la pareja y el cuadro; han desaparecido el personaje del creador y el caballete. Esta vez, el hombre, que parece a Picasso, señala del dedo el cuadro central, la obra de arte original. La mujer ha sido identificada como Germaine el imposible y fracasado amor de Casagemas.

Puede que Picasso se haya incluido en este cuadro justamente porque es una alegoría del proceso de la creación, primera puesta en escena universal del Arte. Este cuadro es el primer paso hacia alegorías tardías como La minotauromaquia. En efecto, en este grabado de 1935, sólo se puede notar la implicación personal de Picasso en el cuadro si se considera que en este cuadro se identifica con un doble híbrido, el minotauro. En el primer esbozo, el dibujo del caballete indica que la pareja está en el lugar metafórico del estudio, como microcosmos de la creación y de la vida. El dedo apuntado hacia el cielo recuerda sin duda el difunto Casagemas que sustituirá definitivamente a Picasso en la versión final. En esta obra, el recuerdo para el difunto es más importante que la idea de creación ilustrada en los dibujos preparatorios. En esta versión final prefiere hacer del cuadro un homenaje en vez de disecar el misterio de la creación como lo hizo anteriormente. En el segundo esbozo, muy similar, el rostro de Picasso es perfectamente identificable. Palau i Fabre nota sin embargo una anomalía; Picasso se dibuja sin bigote mientras llevaba uno entonces. Palau i Fabre analiza la ausencia de bigote como la voluntad de representar un personaje apolíneo como lo será el personaje definitivo que tiene los rasgos de Casagemas. Podemos quizás interpretar este personaje como el símbolo de la identidad masculina, del Adán creador. No obstante, mientras este personaje tiene que simbolizar la fecundidad de la pareja, Picasso lo reemplazó voluntariamente por Casagemas, símbolo de la impotencia masculina.

Hemos escogido hablar de estos cuadros y más específicamente de La vida de 1903 porque es la primera pintura simbólica del estudio del creador uno de los temas claves de nuestro análisis. Consideramos que es una forma original de autorepresentación muy importante en la obra de Picasso. En los esbozos de 1903 que vimos ambos grupos de personajes están separados por un caballete que desaparecerá en la versión final. Suponemos que Picasso quiso representar el estudio, los modelos y el pintor en el lado izquierdo. El cuadro que está sobre el caballete ilustra la pareja. En la versión final, ya no se ve el caballete; el personaje a la izquierda ahora es una madre que lleva su niño en los brazos, es la figura encarnada de la madre. Mira intensamente a la pareja que está enfrente, como para hacerle la afrenta. En el centro podemos ver ahora dos cuadros, uno arriba, con una pareja que se abraza pero como en una actitud de refugio. Abajo, vemos una figura humana difícilmente identificable, acuclillada y miserable que recuerda las figuras famélicas de los cuadros azules. Creemos que estas dos representaciones son como cuadros que simbolizan a la vez la creación y la vida, por la semejanza de la pareja de arriba con un feto. El lugar representado puede ser el estudio de un pintor. En la obra de Picasso, el estudio es objeto de arte y tema privilegiado. A la vez sujeto y decoro, funciona muy a menudo como el escenario del drama de la creación con sus actores. Lo transforma en un lugar simbólico y casi mítico, como lo comprobamos por primera vez en La vida. No es sólo el estudio de un artista sino también el lugar mítico del encuentro de la pareja, de Adán y Eva creadores. Veremos más detenidamente que los temas del pintor y de su modelo, de la trinidad de la creación (cuadro, pintor, modelo) son recurrentes y centrales para entender la meta y la voluntad de Picasso tanto en sus autorretratos como en el resto de su obra.

Aquí, el estudio podría ser el lugar original puro pero pesimista, lugar alegórico del espacio cerrado de la creación, paisaje interior del artista, intemporal y eterno. Esto explica quizás el cambio de personajes, de Picasso a Casagemas, en la versión final de La vida en la que quiso desempeñar originalmente el papel simbólico del creador masculino. Más allá de la simple autorepresentación, utiliza su imagen para revelar, personificar las angustias, la interrogación sobre el destino humano y la fatalidad. Podemos resumir todo esto con una frase de Sabartés, "El arte es hijo de la tristeza y del dolor."


Introducción general

El autorretrato, la autorepresentación

Primera parte:
El autorretrato tradicional: la imagen de sí mismo

I. La imagen de la juventud: la voluntad de afirmarse
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II. Entre confesión y sátira, los últimos autorretratos:
el inevitable e implacable enfrentamiento consigo mismo
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Segunda parte:
Los dobles híbridos y las imágenes disfrazadas

I. El arlequín
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II. El minotauro
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III. El mono

Tercera parte:
Síntesis: El creador

I. La imagen legendaria del pintor con sus atributos
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II. El Creador

III. La foto

Conclusión

Bibliografía