C. 1907: la cara del desafío Los años 1906 y 1907 marcan el aislamiento personal y artístico. Estudiando atentamente esta fase, parece que el ensimismamiento es imprescindible y voluntario para renacer después con bases diferentes. Lo traduce además por temas recurrentes e intimistas. En 1906, se marcha a Gosol con su nuevo amor Fernande, mientras deja detrás el periodo rosa. Esta estancia marca el inicio de una nueva época artística en la obra de Picasso y sobre todo en la representación de su rostro influida por el descubrimiento de artes primitivos. Ya dijimos que cada ruptura se acompaña de un autorretrato o de un nuevo tratamiento del rostro. En el Autorretrato precubista de 1907, vemos a Picasso de frente. Es un óleo sobre lienzo realizado en plena influencia primitiva en París en él que pinta su rostro con originalidad, ya que cada elemento es autónomo y tiene una importancia capital. Acentúa particularmente detalles de su fisiología como la mirada, la nariz chata y la greña. Estructura el rostro así como lo hará en Las señoritas de Aviñón que pinta en julio del mismo año. En el cuadro que estudiamos el pintor está vestido con un traje, notamos el cuello blanco de la camisa parecido a los primeros autorretratos barceloneses. Lo que destaca es la utilización de los colores y de la materia para traducir los rasgos. Compone por manchas gruesas de pintura. La impresión de salvajismo parece debida al empleo violento y compacto del óleo. Es muy probable que se endurezca voluntariamente los rasgos. La cara masiva destaca sobre un fondo marrón. Se notan también fuertes contrates de colores con el blanco del cuello de la camisa, los grises del traje y los negros de las pupilas desproporcionadas y dilatadas y del pelo. La greña es espesa y la raya de lado recuerda los autorretratos de adolescencia. Pinta el peinado como un casco puesto sobre la cabeza, hace resaltar y desnuda la larga frente. Notamos también una desproporción en el tratamiento del oído, de los labios excepcionalmente pequeños y separados por un trazo negro horizontal, y de los ojos desorbitados, son como dos instancias autónomas y la mirada alucinada remite a la de Yo Picasso de 1901. Los estudios que encontramos a cerca del autorretrato cubista hacen hincapié en el tratamiento peculiar de la mirada, elemento capital y muy revelador en la autorepresentación. Por primera vez los ojos son simétricos y gigantes. Kirk Varnedoe dice que Picasso logra aquí dar varias identidades a un mismo rostro, se representa a la vez ambicioso, pintor, comicastro o hombre que oculta misteriosamente su intimidad. En este autorretrato de 1907, Picasso se sirve de un método simple y tradicional para representar la cara. Como lo explica Carsten-Peter Warncke, Picasso traza dos líneas más o menos paralelas y regulares para indicar la anchura y la forma de la arista nasal. Luego la completa lateralmente por una banda de trazos, también paralelos que transcriben el volumen de la nariz por medio de una sombra. Lo que nos parece esencial en
este autorretrato, es la voluntad afirmada de poner en tela de
juicio los valores académicos del Renacimiento y más
precisamente el tratamiento de las perspectivas. Todo el rostro
está tratado en un plano frontal, excepto la frente, el
oído y la greña, pintados con la perspectiva de
perfil. Reproduce el arte románico catalán que
representa así las figuras humanas. La segunda originalidad
es la escarificación del rostro, heredada de las máscaras
africanas y que tendrá su apogeo con Las señoritas
de Aviñón. Este autorretrato precubista representa una verdadera ruptura en la tradición del autorretrato. Excepto algunos intentos cubistas, este cuadro marca un real cambio y el final de la pintura de juventud y de formación. Ya no se puede hablar de pintura de "formación" porque Picasso ha iniciado la revolución artística, después del precubismo, vendrá el cubismo. En todos los autorretratos que hemos visto hasta entonces, autorepresentarse era como afirmarse. Aquí, conservando todavía la verosimilitud de la apariencia física estudia su propio rostro como un motivo plástico. Este cuadro de 1907 fija el momento clave en el que Picasso identifica su pintura al tema único, ya no interesa la persona representada sino la puesta en escena de la pintura. Creemos que en la pintura de Picasso el rostro sirve para una demostración artística. El verdadero tema es el interés plástico. Es una dimensión original y un concepto del autorretrato (de la autorepresentación) que Picasso desarrolla en su pintura y específicamente a partir de 1907. La creación artística puede cambiar las visiones del mundo y particularmente de la figura humana. Utiliza su rostro como modelo para probarlo, lo que nos permite definir El autorretrato precubista como un ejercicio de estilo, una experiencia a la vez plástica y temática. Nos parece interesante parar en 1907 el estudio del autorretrato tradicional y de la pintura de la juventud. Le dice adiós a la cara del niño, largamente agotada y analizada, así como entierra el arlequín, doble lúdico de la vanguardia. Entierra una imagen de sí mismo para dejar sitio libre a una nueva, mucho más compleja, paradoja y sobre todo diversa. Parece que Picasso quiere jugar, poner en tela de juicio, hasta satirizar la imagen creada del genio, por las caricaturas y por la libertad plástica adquirida con la que trata el rostro mientras la fama va creciendo. Ya no habrá autorretratos tradicionales, excepto en los veinte últimos años de creación. Vamos a verlos ahora. En 1907 abandona la forma tradicional del autorretrato tradicional tal como lo definimos, y la sustituye por otra, más metafórica y simbólica. Es la segunda dimensión de la autorepresentación de Picasso que veremos en la secunda parte. |
Introducción general El autorretrato tradicional: la imagen de sí mismo a b c el inevitable e implacable enfrentamiento consigo mismo a b c d e Los dobles híbridos y las imágenes disfrazadas a b c a b c d Síntesis: El creador I. La imagen legendaria del pintor con sus atributos a b c |